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Frente amplio

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Lorenzo Madrigal
17 de marzo de 2025 - 05:05 a. m.
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Así, de pronto, “sin saber cuándo” (recuerdo aquel verso infantil: “Vuélveme gato”), aparece un nuevo y, en apariencia, promisorio escenario político: otro Frente Nacional, como el de 1958, pactado en Benidorm y Sitges por conocidos actores de la vida nacional que la pasión política no deja ni mencionar.

Tanto dolerse de este hecho pacifista, prolongado por 16 años, tanto reprocharlo para que hoy, los mismos que lo repudiaron o, por lo menos, desde sus mismos sitios del accionar público, vengan a proponer su renacer en el año 2026.

Frente amplio
Foto: Lorenzo Madrigal

El singular personaje Armando Benedetti, tabla de salvación del descaecido presidente de la extrema izquierda, se ha lanzado a rescatarlo, o eso es lo que ha propuesto, a la hora de formular las decisiones políticas premonitorias del 2026. Consiste en un llamado a todas las fuerzas políticas para que, cada una de ellas, con su candidato de rigor o algunas sin él, concilie los egos de tanto colombiano que ambiciona el supremo poder de la República. Lo que es imposible.

En esas íbamos con este escrito de hoy, lunes 17. Pero algo pasó. Se produjo un estallido de cólera del actual presidente al conocerse que, en la Comisión Séptima del Senado de la República, se había conformado ya un bloque de archivo de la propuesta de reforma laboral, flor del gobierno, tras la euforia que había producido la aprobación de la misma en la Cámara de Representantes. ¿Quién dijo miedo? Desafiar al presidente, cuando lo que él decía en la guerrilla (si es que fue comandante de la misma) se obedecía sin reproches. Ahora, hecho presidente, tenía que someterse a requisitos legales, demoras y contradicciones.

Alguien le dijo, dentro de sus extraños asesores jurídicos, que nadie podía discutirle autoridad y respeto. Que es lo que siempre he pensado: que un hombre de la guerra no pasa sin resabios a un desempeño con limitaciones jurídicas.

La voz de trueno, con intención de amedrentar al Congreso y a la población inerme y asustadiza en colérico gesto, no va con un frente amplio. Me ufano de haberlo dicho muchas veces: que lo que nos aproximábamos a escoger era entre un demócrata, ni mucho menos ideal, o un guerrillero absuelto, pero nunca del todo aparte de sus principios y costumbres. La absolución estuvo bien, el perdón de la cárcel y hasta la amnistía del delito, no así la entrega sin condiciones del poder público, la suerte de un país al que se pretendió gobernar por la fuerza desde los campamentos de lucha. No se entra a la democracia por la misma puerta que se ha pretendido violentar.

Tras la proclama del pasado martes 11, los comentarios del país político colombiano no se demoraron. El “Frente Amplio” con el que se inició la semana, al día de hoy ya no existe. El llamado fue más bien “a las calles”, que no a las urnas democráticas, sino a revueltas y noches de San Bartolomé.

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