Te tocó ya, Fico, dejar el “vos” de la locuela paisa y valluna, y regresar al trato del “tú” y del “usted”, en el momento en que estamos hablando de palabras mayores y ya te acercas a ser el presidente de la República.
Es divertido pero sería inaceptable que a otro presidente de habla hispana le salieras con un “ve, vos, cómo se te hace esta represa, papá”. Aceptamos, y así lo hicimos cuando él lo contaba con gracia, que Belisario Betancur conversando con Felipe González, una vez cumplidos los protocolos en Bogotá, se dijeran: “¡M…, usted y yo de presidentes!”. Muy amigos habían sido el popular mandatario colombiano, recién posesionado, y el también muy popular presidente del gobierno español. Bueno, etiam aliquando bonus dormitat Homerus. Otro día hablaremos sobre este latinajo permisivo para escapatorias del lenguaje apropiado.
El “vos” de Federico, muy nuestro, muy coloquial, tendrá que omitirse ante la inevitable solemnidad del cargo. Como irá pasando el sombrerón del peruano Pedro Castillo; ya no lo vimos en la posesión del nuevo mandatario chileno. Taparía con semejante sobrepuesto a los demás invitados. Me refiero a lo voluminoso, aunque bien sé que simboliza una etnia sacralizada.
No pretendo vestir al Fico del alma popular de paño y corbata, aunque muchas veces los habrá vestido, como es obvio, pero a la hora de esta puja final el familiar “vos”, que no es propiamente el mayestático, suena barato para enfrentar la gravísima disensión que nos espera en las urnas presidenciales, cuando se defina el futuro mediato e inmediato del país; o seguimos de república democrática o entramos al club siniestro de los dictadores de extrema. Nadie puede entender el salto que pretendía dar el expresidente Gaviria hacia el socialismo —desde la democracia liberal—, como siguen los turistas ancianos la banderita de los guías (en este caso, conducirían al expresidente los ya iniciados Roy y Benedetti).
Para hablar de todo un poco, es curioso cómo desapareció casi completamente la corbata social. A mí me quedaron como 17, algunas no chorreadas, y no encuentro cuándo usarlas. Lo malo de la desaparición de este adminículo es que no ha sido reemplazado por algo que formalice de algún modo la moda masculina. Un cuello abierto a cualquier edad no combina con los trajes (el flux) de buenos paños y raya en el pantalón. Una camisa no cerrada en ese último botón del cuello es un interrogante.
Fico, vístete como quieras, como le diría un argentino a Carlitos (Gardel). Todo te luce si vas ganando y la elegancia del expresidente liberal, si se te une, no te impone mucho. Triunfa, triunfa y gana por mucho, para que no haya reconteos y “salvá vos” la patria.
Que al país del Sagrado Corazón no se lo lleve el diablo.