Nadie siente como propias las cosas públicas. Por más que se dice: “Eso es con nuestro dinero”, o aquello de: “Somos los paganinis”, por cualquier estropicio del Estado o gasto infundado. No. Todos sabemos hasta dónde llega lo nuestro y lo decimos con lástima por lo escaso o a veces con orgullo, si nos ha ido bien.
Esta carencia de apropiación de los bienes sociales termina en la destrucción insensible de los mismos por parte de una población rebelde o en la apropiación de lo que se pone al alcance de tantos amigos de lo ajeno, fortuitamente.
En eso recaba el presidente Petro cuando hace distinción entre sus hijos (que lo son de...
Conoce más
