Lucho, aplastado por Samper

MUY CONTENTOS DEBEN ESTAR EL jefe polista, Carlos Gaviria, el senador Jaime Dussán y demás enemigos de Lucho Garzón, dentro del que fuera su propio movimiento político. Han tenido la buena suerte de que al ex candidato y ex alcalde mayor lo acaba de aplastar un elefante.

Volver por sus laureles de antes del poder, le ha quedado bastante difícil, si no imposible, al ex presidente Ernesto Samper. Es quizás el único colombiano que, cumplida su máxima aspiración pública, tiene que volver a conseguir adeptos.

En este esfuerzo, el ex presidente despliega una activa vida social. En lo político, ha querido reverdecer viejas alianzas, como la del Poder Popular, sin mayor respuesta de su antiguo pupilo, el hoy omnímodo presidente Uribe, o alinderarse con el ex presidente Gaviria, dueño de la batuta liberal. No logró conformar con él un binomio, pero ayer domingo, en arrogante reportaje, Samper le cobra a Gaviria el puesto donde está y su preeminencia ( ! ).

Quedaba, finalmente, el Polo, o mejor, Lucho Garzón, el hombre de esa colectividad con posibilidad es presidenciales. Ahí lo encuentra Samper, en busca de oportunidades. ¿Lucho le hace el juego? Eso parece, ignorantón de lo que significa el peso muerto de un elefante, lastre excesivo para su cometa de balso.

No es que el ex presidente, cuya llegada al poder tuvo una financiación inicua, deba enterrar sus buenos propósitos sociales, que los tiene. En el campo humanitario, es el legatario de López, de quien copia hasta el tono destemplado de la voz. Pero no es claro que un candidato renovador tenga que aliarse con quien va a hundirle sus aspiraciones, hombre, no.

Veo mal a Lucho como estratega político. O tal vez no encontró la manera de zafarse de quien lo invita a un movimiento convergente. Ya no es Lucho quien convoca, sino Samper y éste se lo llevará por delante y al abismo, si persiste en esa alianza extra-tétrica. La misma senadora Piedad Córdoba ha advertido, girando el turbante y la mirada hacia otro lado, que es necesario rechazar todo reciclaje.

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Clopa y sus carritos, un fracaso. Admiro a José Clopatowsky, el diserto automovilista, muy a pesar de que les puso precio a los vehículos de todos, sin que se lo estu viéramos preguntando (menos al de Lorenzo, que data de 1939 ). Así y todo le formulo una queja a su promoción de réplicas, mediante cupón del diario El Tiempo.

Mire, don Clopa. Corta uno el cupón –de paso se parrandea la noticia del revés– y acude tempranísimo, en la mañana gélida de la sabana, digamos que a Centro Chía. Se agotaron. Qué burla a un público en fila, como de ancianos pensionados. ¿Dónde se queda la prometida colección? ¿Por qué se trata a los convocados, pero estúpidos coleccionistas, como si fueran usuarios maltratados de los servicios públicos?