Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Por Galán

Lorenzo Madrigal

03 de septiembre de 2023 - 09:05 p. m.

No soy para nada influyente y quienes me han seguido bien saben de mi inclinación por la familia Galán. Sin interés alguno ni siquiera en pertenecer al Partido Liberal, de donde derivó esta sucursal, y atribuyéndome el haber sincopado el nombre —que iba para largo— cuando con mi amigo Gabriel Ronderos Durán nos acercamos al gran dirigente y le brindamos colaboración. En mi caso, muy modesta y cautelosa, como periodista, al fin.

PUBLICIDAD

Pero puesto en las inmediatas de ser elegido para la posición de alcalde de la capital de esta dolorosa Colombia, qué mejor que un joven que procede de la importante escuela del líder, cualquiera de ellos.

Nuestra maledicencia (y no me excuso) pudo llegar a decir, sin mi aplauso, aquello de estar el país perennemente obligado con los Galán. Y aunque, si vamos a ver, lo está: ¿cómo pudo Colombia dejar marchitar y perder esa figura irrepetible de Luis Carlos Galán? Lo que venga de él es, sin duda, lo mejor. Casi no me atrevo a elogiar a nadie después de la reacción de un amable lector por haber ponderado a Alberto Lleras en columna pasada. En adelante diré: “El buen Alberto Lleras”, pero recuérdenlo todos, ¡clónenlo, reemplácenlo!

Carlos Fernando Galán se pondera por sus hechos. Ya tiene cuerpo electoral; ya se fatigó en el Concejo y es un prudente político. Tocaría a sus rivales rodearlo, ceder en sus apuestas personales, maravillosas, pero colocadas en segundo plano por poderosas encuestas.

Hombre, sí, yo critiqué hace unos años la interferencia de las encuestas. Es que predeterminan; casi nadie reflexiona sobre su inmenso poder, son ellas y sus dueños, a veces poco conocidos, los grandes electores. Hoy no hablo del ideal de que no existan, pero existen y constituyen temible y determinante factor democrático.

Tres candidatos a la Alcaldía de Bogotá se ven en línea hoy. Encabeza Galán, lo sigue a buena distancia Gustavo Bolívar, primera línea del Gobierno y de las revueltas callejeras, y algo después, el poco común Juan Daniel Oviedo. Qué haremos, pero ellos están encabezando. Es cierto que, tratándose de elección con segunda vuelta, me da la impresión de que es un juego de muchos y se puede sorprender con menos votos. No digo que se escondan, no digo que se vayan. Los hay valiosísimos como Robledo, ¡qué respetable alcalde!, o como el general Vargas de la Policía, pero ha llegado algo tarde. Lara es notable y experimentado hijo del gran Rodrigo, hay un toque de impaciencia en su forzada sonrisa para el registro publicitario. No cederá en favor de otro y menos de su coequipero Carlos Fernando Galán, iguales en suerte paterna, hijos de dos ilustres mártires, de dos grandes —dije que no elogiaría más—, de dos buenas personas. Voy por ellos. Me queda Molano, no lo descarto. Cumplió con su deber; lo quisieron quemar y arde todavía. No es tal vez su momento.

Read more!
Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.