¿Que me encantan? Claro que me encantan las cosas viejas y, bueno, las personas también, porque hay situaciones que las mejoran. Mi madre decía que el cabello se le había vuelto ondulado; lo que yo recuerdo es que el gato de la casa (“Dalí”) le acariciaba la frente durante las visitas. Pero sí, en la mayoría de los casos, el cabello blanco –que no era el de mi madre– embellece los rostros, los ennoblece al menos. Pero si sumamos cabello blanco y escaso, tez blanca y rosada, dientes acabados de estrenar, arrugas invisibles, quién –pintor o dibujante– puede singularizar a Biden, por ejemplo.

Foto: Lorenzo Madrigal
Pero el problema del demócrata no es su...