A menos de un mes estamos de saber si en la presidencia de Estados Unidos lucirá una mujer joven, de apariencia cordial, de facciones mestizas y, al parecer, no muy conocedora de los temas pertinentes, o un anciano cascarrabias, experimentado y déspota (como otros que conocemos), zarandeado en cuantos juzgados lo han citado por distintas fallas cívicas y una grave con la que escandalizó al mundo civilizado (asalto al capitolio nacional, prez y símbolo de todas las libertades democráticas).
En ese gran país no gana el que gana. De ser así tendría como expresidentes al ecologista Al Gore y a una primera mujer en el cargo, Hillary Clinton, esposa del presidente Bill, ya envejecido y gastado. No, es que allí gana quien tenga el mayor número de delegados electorales en dramático escrutinio final, y ello depende, a su vez, del número de delegados que cada Estado, un poco arbitrariamente, tenga asignados de tiempo inmemorial. Gana, pues, y, por lo general, el derrotado en las urnas.
Queremos a Kamala, ni más faltaba, lo contrario es un peligroso Teddy, redivivo, que si bien haría grande de nuevo (“great again”) a Norteamérica, no sé en qué forma volvería a hacerla arbitraria, robadora de territorios, castigadora mundial, aunque a un mismo tiempo rescatista del mundo occidental libre, como lo fue por obra y gracia del otro Roosevelt. Dios, el gran Dios que salva américas, nos proteja a todos a quienes concierne este debate, que no es solo de allá.
Muchas cosas pasan en un mes y en este todavía han sido pocas, o sea que muchas pueden pasar. No soy analista internacional como otros, muy ilustres por cierto. Solo sé que Irán continuará enfurecido por el asesinato del jefe de Hezbolá y que Israel seguirá desbocado como una tromba contra todo y contra todos los que lo agredan. Pueblo querido y pueblo amado, lo mismo que Palestina, puesto que de allá fue Jesús (“Pueblo mío, ¿qué te hice?”, según el famoso cántico del Popule meus, habida cuenta de que ambos países fueron uno solo).
Gran guerra mundial no se ve venir, dicen opinadores importantes que uno escucha y ve en noches de insomnio. A una guerra mundial, con el equipo que cada país tiene de juguetes nucleares, todos le tienen miedo. Pero está dado que Estados Unidos es, y confirma serlo, aliado incondicional de Israel y, por si fuera poco, está en alerta permanente con respecto a Irán. Con Persia hubo buenas relaciones durante los años del sah Reza Pahleví y de su linda mujer, Soraya.
Un reciente debate ha sido el de los candidatos a la vicepresidencia: el republicano J.D. Vance y el gobernador de Minnesota, Tim Walz, cuya confrontación ni fú ni fá. Se me pasó verlos, aunque paladear sus rostros me hubiera interesado. Curioso, el candidato mayor cuenta con un joven y la candidata joven con un vice algo mayor. Se equilibran las cargas.