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Los humanos y esta eclosión de amor por los perros

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Lucero Martínez Kasab
21 de mayo de 2023 - 05:44 p. m.
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Es noticia que cuatro perros atacaron y le quitaron la vida a un niño de cinco años en Bucaramanga. También es noticia, que, ante un estudio de restos de niños del siglo XIX en Inglaterra y su Revolución industrial, se encontró que la mayoría de ellos crecieron y murieron desnutridos; niños de doce años tenían las características óseas de los de ocho y signos de castigos físicos.

Hace tres años, en plena pandemia, se murió Buffy, el perrito de mis hijos, que terminó siendo de nosotros los mayores porque ellos se fueron a estudiar. Entonces, yo lo cuidaba por mí porque lo adoraba y por mis hijos que todos los días me preguntaban por él. Buffy tan sensible e inteligente aprendió rápido nuestras enseñanzas de no ladrar por cualquier bobada, a esperarnos tranquilo cuando no pudiéramos llevarlo con nosotros, a confiar en que, pasase lo que pasase, lo sacaríamos a la calle dos veces al día. Lloré lo indecible cuando murió. Sus ojitos mirándome angustiado cuando no podía respirar, su agradecimiento cuando yo entendía que quería voltearse del otro lado para descansar de la misma postura, su felicidad al llegar recuperado de la veterinaria y saber que nos podíamos ir a pasear por el parque así tuviera que volver con él cargado por su cansancio.

Pero, Buffito, que así terminé por decirle, lo más amoroso del mundo, lo más dulce que yo haya tenido, era también un poco malgeniado, sobre todo cuando se puso viejito y, era compresible; seguro le dolían sus huesitos y no soportaba que alguien lo tocara diferentes a nosotros. Cuando me di cuenta de eso no permití que ningún niño se le acercara, aun cuando Buffito era mediano y de una raza tranquila, podía hacerle daño a un niño con una simple mordida; jamás olvidé que era un animalito.

Empecé a observar cómo en la ciudad han aumentado los perros, ya las tiendas de mascotas venden cochecitos para que los paseen, camas, collares, ropas, todo estrafalario. Los dueños de los perros hablan durante horas en los parques compitiendo por quién le gasta más dinero a su mascota. Los centros comerciales en su afán por atraer más clientes han permitido la entrada de los animalitos, volviendo más caóticos esos lugares a los que a veces hay que ir por necesidad y ellas, las mascotas, se estresan inútilmente. Los aviones aún no se organizan como es debido para que las mascotas viajen sin que sufran en las bodegas, pero no en desmedro de los pasajeros porque, como están los aviones, mejor van los canes que las personas.

El famoso entrenador de perros César Millan a través de su programa de televisión fomenta el buen trato hacia los perros que incluye no humanizarlos porque, les hacemos daño con eso y, agrego, también a la humanidad porque, los tratan a ellos y a los gatos mejor que a los seres humanos más indefensos, los niños. Humanizamos tanto a los perros que olvidamos que son animales irracionales dotados de dientes para defenderse, desconocemos que son pequeñas fieras; cuando un perro ataca la responsabilidad es del dueño.

La moda de tener mascotas como si fueran hijos nos llegó, como casi todo, por los medios masivos de comunicación, la TV, y las redes sociales que difunden la vida de los norteamericanos pudientes sobre todo las estrellas de cine, personas que viven en la subcultura de la vil egolatría, que fueron cortando los lazos con los demás humanos para disfrutar del dinero sin tener que compartirlo con nadie, pero, humanos al fin y al cabo, sienten la necesidad de querer y ser queridos y se toparon con los perros y gatos a los que pueden instrumentalizar a su antojo. Nosotros, los de las mentes colonizadas, recibimos esa moda sin cuestionarnos.

A los animales hay que amarlos, nunca sobra decirlo, hay tantos en vías de extinción por la misma mano depredadora humana, pero con las mascotas se está incurriendo en tal idolatría que prima en sus dueños el animal por sobre la vida de los niños en un parque. Hay una desproporción enorme entre la empatía que despiertan las mascotas y las que despiertan los niños y niñas necesitados del mundo entero. Una solicitud de ayuda hacia un animalito se vuelve viral en las redes sociales más no sucede igual cuando es por los niños. Hace poco el Papa Francisco se negó a la solicitud de una mujer de que le bendijera a su perro, él, no pudo disimular su desconcierto ante tal petición.

El desprecio de los adultos por la infancia es tan antiguo como la humanidad misma. El psicoanalista Lloyd de Mause, en su libro Historia de la infancia, la cataloga como una ¨pesadilla¨ desde tiempos inmemoriales. Para este investigador son dos los mecanismos psicológicos que no les permiten a los adultos empatizar con las necesidades de los niños 1. Cuando el niño es vehículo de la proyección de los propios contenidos del inconsciente del adulto y, 2. Cuando es utilizado como sustituto de una figura adulta importante en su propia infancia.

¿Por qué los niños nos merecen tan poco respeto? ¿Por qué somos más empáticos con las mascotas? ¿Por qué no nos sentimos culpables de la terrible situación de la niñez? ¿Por qué preferimos criar a un perro de raza peligrosa, llevarlo sin bozal, que proteger a un niño? No hemos podido superar ese sentimiento atávico de ciertos grupos humanos de rechazar el hijo ajeno. Si en el siglo XIX los niños fueron sometidos a los maltratos físicos y emocionales, tanto que hoy sabemos que padecieron desnutrición severa por la explotación laboral, hoy, nos siguen importando muy poco, nos interesan más los gatos. No hemos avanzado nada.

Tal vez no es una eclosión de amor hacia las mascotas, es, más bien, el aumento del narcisismo de los adultos. luceromartinezkasab@hotmail.com

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Javier(qfigf)23 de mayo de 2023 - 12:42 a. m.
Me encantó esta columna y me adhiero plenamente con ella
JAIME(rudmf)22 de mayo de 2023 - 09:42 p. m.
Muy interesante la perspectiva del artículo.
Atenas(06773)22 de mayo de 2023 - 06:12 p. m.
Ehhh, en este mundo perruno q' estamos sobrellevando, en el cual los humanos más parecemos perros y gatos, a pocas vueltas somos nosotros, y siendo la vergüenza de la naturaleza, quienes hemos de agradecerles q' nos tengan como sus mascotas.
Mar(60274)22 de mayo de 2023 - 02:21 p. m.
Pero mire a la mayoría de los foristas como están de acuerdo con usted, según eso seguro ellos alimentan a los niños hambrientos de los que usted habla.
Cesar(uyih4)22 de mayo de 2023 - 02:15 p. m.
Me parece un buen llamado de atención para cuidar de los niños que nos necesitan. Gracias. Podemos cuidar mucho más de los niños y seguir queriendo a las mascotas. No tienen que ser excluyentes.
  • Carlos(87476)22 de mayo de 2023 - 03:28 p. m.
    👍👍👍
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