Los efectos políticos de la segunda reelección de Uribe no afectan su
imagen pero si la gobernabilidad con la actual coalición. Lo que dijo
el comisionado fue solamente un “tanteo del terreno”. Ahora conoce
mejor a sus asociados. El dilema del Presidente es gobernar los dos
años largos que faltan con un congreso que es un lastre, pero es el que
aprueba las Leyes o desprenderse de sus competidores, armar una nueva
coalición y definir si el mismo será candidato o quien.
Quedó demostrado la semana que pasó que los socios de la actual coalición no resisten otra reelección y también que a un Uribe de nuevo candidato, tampoco le interesa el “patrimonio electoral”, en este caso negativo, de un congreso, que mas desprestigiado no se puede. Hace unos meses dije que la ruptura de la coalición era cuestión de tiempo. Pues ese tiempo parece haber llegado.
Los conservadores, por ejemplo, hicieron “paro” en el congreso y el Ministro Holguín que sabe de política, como para entender las razones del comisionado de Paz metiéndose a su rancho, y que también quiere ser candidato, no encontró la forma de salir de su despacho para apagar el incendio.
El asunto es que el Presidente registra unos altos índices de aprobación por la opinión y eso hace viable otra reelección. El país está contento con la seguridad democrática, el clima de confianza para la inversión y los negocios, la reducción de los homicidios y el crecimiento económico que se han propiciado. Y esa opinión vota pero no facilita la gobernabilidad. No aprueba Leyes.
La verdad es que con una imagen muy buena, para Uribe candidato ese “Uribismo” es un pasivo. Ante el clamor popular que pide disolver un congreso deslegitimado, faltando la Farc –política y los datos del computador de Reyes, bueno puede ser disolver los partidos tocados por la corrupción. A falta de pan, buenas son tortas.
Otra razón para aclarar las cosas y propiciar una nueva coalición, es que las expectativas de reelección se han cruzado con lo que dijo la camaleónica Yidis, quien unas veces acusa y otras exculpa a miembros del gobierno. Todo, bajo la gravedad del juramento. El asunto está en la corte y la fiscalía y eso va a ser usado políticamente.
Al presidente le corresponde aclarar cuanto antes si va a ser candidato. Y hacer las apuestas que crea convenientes, dependiendo de su decisión. En cualquier escenario el tema internacional tendrá un peso definitivo, por lo que va a necesitar un peso pesado en la cancillería y no solo alguien que sepa mucho, como Jaime Bermúdez.
No sé que va a resolver el Presidente. Pero lo veo “fresco”, en medio de esta turbulencia. La semana que pasó, por ejemplo, en serio y en broma, dijo que quería ser Alcalde si no aspira de nuevo a la Presidencia. No sé, tampoco, que le preocupará más al polo y sus asociados: Otra reelección o un amigo de Uribe en la Presidencia en 2010 que dé continuidad a la seguridad democrática y él mismo de Alcalde en Bogotá, donde ese movimiento se comienza a asentar. Porque en Bogotá, donde no hemos tenido paramilitares, Uribe-Alcalde sin duda gana. Por demolición.
Coletilla:
Carlos Holguín no demora en renunciar para presentarse como candidato Presidencial.¿ En este nuevo escenario, la persona indicada para Ministro del interior si será Fabio Valencia? Tampoco se sabe.