Como están las cosas hoy, si Petro no gana en primera vuelta, la coalición de centro tendría la oportunidad histórica de alcanzar la presidencia. El propósito de superar la polarización encuentra ahora un escenario más propicio, con apenas uno de los polos, el petrismo, consolidado. La democratización de la oferta política, con múltiples y nuevos candidatos, les favorece.
Superando, hasta ahora, la competencia de egos que impidió a sectores independientes en el pasado convertirse en alternativa de gobierno, la consulta de marzo abriría el camino al centro para lograr los votos necesarios y avanzar a segunda vuelta. La candidatura de Íngrid Betancourt es, sin duda, un importante multiplicador que arrastra voto femenino e incluso sectores de derecha que no olvidan su buena relación con el expresidente Uribe, quien logró su liberación. Su llegada le da oxígeno a la campaña y, por supuesto, a la Coalición de la Esperanza.
La bandera anticorrupción que enarbolan le quita la exclusividad a Petro y también votos, aunque no será suficiente, como no lo es ningún programa en la era de las redes, para convencer al electorado. Ahora consigue más votos una imagen ligera, divertida y entretenida, que un discurso sesudo y profundo. Tocar emociones y sentimientos negativos en Facebook o Twitter es electoralmente más rentable que un aburrido programa basado en la razón o la ciencia. Los esperanzados deben considerarlo seriamente.
Contrario a lo expresado por la candidata Betancourt, quien afirmó que “a los extremos nadie les cree”, vale recordar que la opinión les ha creído en las últimas cinco elecciones presidenciales, al punto que el único polo con candidatura definida hoy, el de Gustavo Petro, trata de ampliar su influencia en los sectores de centro para ganar en primera vuelta, tal vez la única forma en que puede ganar, de acuerdo con los antecedentes, las encuestas y la historia.
La comparación de los resultados de la consulta de centro con las otras consultas servirá para determinar si logran superar a una derecha dividida, también hasta ahora, entre Zuluaga y el equipo Colombia. Faltando la decisión del liberalismo y una nueva eventual candidatura de Germán Vargas, cada vez más embolatada luego de su aplastante derrota en las elecciones anteriores y su creciente declive en las encuestas. De acuerdo con ellas entre todos los demás precandidatos de Centro o derecha, Vargas sería el único al que Petro superaría en segunda vuelta.
Aunque la política y los resultados electorales no pueden analizarse con una óptica determinística, según la cual como sucedió en el pasado ocurrirá en el futuro, su referencia es importante. Está probado que la cultura política, y con ella las preferencias electorales, cambian lentamente. Recordemos que apenas en 2018 el centro no tuvo consulta, pero perdió su paso a segunda vuelta con el profesor Sergio Fajardo por 200.000 votos solamente. El actual centro es, en el papel, mucho más fuerte y recoge sectores más amplios de opinión, luego de la inclusión de Galán, Ingrid, Robledo y Gaviria.
Las cifras que conocemos hasta hoy respecto de la inscripción de cédulas, con un aumento del 35%, hacen pensar en un incremento de la participación electoral en las elecciones de congreso y las presidenciales. En la escena política de hoy, a Petro y la derecha les tomará trabajo superar sus antecedentes, 8 y 10.4 millones de votos en las presidenciales, mientras el centro puede generar, con su consulta, un hecho político de previsibles desarrollos.
La esperanza del centro no se refiere a un exceso de optimismo de su parte y se fundamenta en hechos políticos reales que le favorecen. El reto se trata de interpretar, unidos, a los electores que se definen como pertenecientes a ese sector del espectro político, de acuerdo con el último estudio de cultura política del DANE, según el cual el centro tiene un 39.6% de simpatizantes, la derecha un 26.7% y la izquierda el 11.7%. Si logra capturar más del 70% de esas simpatías, casi con seguridad romperá una polarización que se alimenta menos de las propuestas y programas y más de las emociones y sentimientos negativos de la gente, poniendo nuevo presidente.
Posdata: El candidato Hernández comienza a parecerse a Goyeneche, quien terminó proponiendo colocar una marquesina a Bogotá y canalizar el Rio Magdalena. Los detalles propuestos para legalizar las drogas -una decisión inevitable en el largo plazo- definen sus capacidades, talante y personalidad.
