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De acuerdo con el estudio de Invamer, que es una radiografía de las preferencias políticas hoy, y con un estimado de los hechos políticos que podrían ocurrir, se revela que el liberalismo oficial tiene por ahora la llave de las elecciones del próximo año. En la misma encuesta sigue siendo el partido con mayores simpatías. Un eventual acuerdo con el candidato Petro, una nueva coalición, podría llevarlo a ganar en primera vuelta.
En la perspectiva de realizar un análisis, se puede afirmar que las consultas de las coaliciones y las elecciones de Congreso tendrán un efecto electoral que desde ya se puede anticipar como crucial si observamos su impacto en elecciones anteriores. Otros hechos políticos sobrevendrán con mayor o menor influencia sobre el resultado final, dependiendo de su cercanía con las fechas de elecciones.
Volviendo a la encuesta, a la pregunta: “¿Qué tan probable es que usted vote en alguna de las consultas?” el 43,1% dijo que lo haría por el Pacto Histórico; el 30,9% por la coalición Centro Esperanza y un 26% por el Equipo por Colombia. En ellas gana Petro de lejos su “consulta”; Fajardo compite por el centro en apretada lucha con Galán; mientras Federico Gutiérrez mantiene un empate técnico con Peñalosa y Char.
Pero la preferencia por las coaliciones no significa alineación ideológica. Las cifras no cuadran con resultados de la misma encuesta, según los cuales los simpatizantes de izquierda son el 21,7%, del centro el 22,1%, de derecha un 36,2%, mientras un 20% se declara sin corriente política. De acuerdo con este tabulado, la mitad de los votantes de Petro (43,1%) son de centro, mientras que el Equipo Colombia tiene un déficit de 10 puntos respecto a los votantes que se consideran de derecha.
El 33,9% declara que participará en las consultas. Ello que puede, erróneamente, hacer pensar que la mayoría de la gente no encuentra candidato y debido a ello no piensa participar. Esta presunción queda desvirtuada al observar las respuestas a la pregunta: “Si las elecciones para presidente de Colombia fueran el próximo domingo, ¿cuál es la probabilidad de que usted vote en esas elecciones?”, a la cual el 35,3% respondió afirmativamente. Aquella es una cifra muy parecida al 33,9% que participarían en las consultas, pero muy lejana del 54% en las elecciones de 2018 o en las anteriores a esa. La conclusión es que al menos un 20% tiene definido el voto- por quién votar o por quien no hacerlo- pero no lo expresa.
En una eventual elección, Petro le gana a cualquiera, pero no a los demás sumados, como establece nuestro sistema electoral, según el cual solo dos candidatos, si ninguno consigue mayoría en primera vuelta, definirán la elección. Petro, con un 42,1% está cerca de lograrlo, pero todo hace pensar que si no logra ganar en primera vuelta difícilmente podrá hacerlo en la segunda. En la elección anterior también punteaba hasta febrero de 2018 en las encuestas, perdiendo al final con Iván Duque, que para entonces era un candidato poco conocido, por 2,3 millones de votos. Una regla no escrita sobre elecciones presidenciales en Colombia indicaría que, por lo general, quien puntea con tanta anticipación en las encuestas genera una reacción por la cual termina perdiendo las elecciones.
En la elección anterior, con un uribismo más popular que hoy después de Duque y de la pandemia, Petro incrementó su votación entre primera y segunda vuelta, en un 65%, mientras que Duque lo hizo en un 36%. ¿A dónde fueron a parar los votos de los perdedores en primera vuelta? La mayoría de los 4.600.00 de Fajardo fueron para Petro y la mayoría de los apenas 1.400.000 que logró Vargas Lleras, para Duque. En 2014, en encuestas realizadas el 16 y 17 de mayo, menos de un mes antes de elecciones, Zuluaga ganaba, como lo hizo en primera vuelta, para finalmente perder. En 2010, Antanas Mockus punteó durante casi toda la campaña, para finalmente resultar prácticamente doblado por Juan Manuel Santos. Lo mismo ocurrió con Serpa en 1998, cuando ganó en la primera vuelta antes de perder con Pastrana.
Dentro de las movidas políticas que podrían ocurrir parece improbable la unidad de la coalición de centro con la de Petro o con el Equipo Colombia, o una eventual resurrección de un desgastado Germán Vargas – con una consolidada imagen negativa-, anunciada en la calle para el 30 de enero. Por el contrario, no es todavía descartable la de Petro con el liberalismo oficial – una fuerza política con 14 senadores y 35 representantes, pero sin candidato- que le aseguraría la victoria.
La apuesta de Petro de acercarse al liberalismo tiene sentido, pero está incompleta si se trata de ganar en primera vuelta. Por otra parte, de acuerdo con las encuestas y los antecedentes, sería la única manera de lograrlo, a menos que se enfrente con Vargas, un contradictor que ampliaría sus posibilidades de ganar en la segunda.
