Pues para ver si por ahí pueden llegar al gobierno. ¿Cómo es eso de que
hacer elecciones de congreso no vale, por cuanto se repetirían los
factores que eligieron al actual, pero para una constituyente,
desaparecerían? A Mockus le puede ir mejor trabajando en un circo, como
en el que se casó, que pidiendo la renuncia de un Presidente con el 80%
de aprobación. La diferencia entre la política real y la soñada, que se
usa como pretexto por políticos disfrazados de artistas, para
transformar minorías en mayorías.
Al Polo no le bastaron los espacios que le regaló el sector Liberal de Horacio Serpa y Piedad Córdoba que le permitieron alcanzar más de dos millones de votos y la Alcaldía de Bogotá, a costas del Liberalismo. Como no puede esperar más regalos, ahora se les ocurrió una Constituyente, no para solucionar los problemas del país, sino para sacar a Uribe.
Puede ser que necesitemos en algún momento una nueva Constitución, pero este no es el más indicado. Existen temas de consenso como dar a la seguridad democrática el rango de política de Estado, redefinir las competencias de las altas cortes y hacer compatibles las garantías del 91 con el mundo competitivo y globalizado que hoy vivimos. Para no hablar de una constitución que refleje un acuerdo real sobre la convivencia en Paz de los ciudadanos.
Una Constitución trata de refundar al país, de consagrar nuevas realidades. No es un instrumento electoral. La Paz, que sería su mayor prerrequisito, todavía está lejos y el fin del narcotráfico, también. ¿Qué les hace pensar que una constituyente estaría libre de la influencia de narcos y violentos? Solamente los deseos de que, como ocurrió en el 91, al ser autónoma y con la esperanza de tener en ella las mayorías, se revoque no solo al congreso, sino al Presidente y a todo el que se atraviese. Como Chávez en Venezuela. Un Constitución a medida de sus apetitos de poder.
Desde esa óptica, las críticas al “articulito” qué permitió la reelección del Presidente tienen que ver con que continuaron en minoría después del 28 de mayo de 2006. Pero frente a la propuesta del polo de convocar una Constituyente para llegar al gobierno, lo del “articulito” parece una cosa menor.
En la línea del Polo, la de conseguir con argucias lo que no pudieron en las elecciones, apareció otra vez Mockus pidiendo la renuncia del Presidente. Debe ser su “aporte” a la solución de la crisis generada por un congreso corrupto e incompetente y una corte suprema que esgrime la espada de la única instancia de sus decisiones. La suya, es una sofisticada forma de trampa para desestabilizar y adquirir protagonismo, a ver si pesca en este revuelto rio. Lo que ha hecho siempre, desde que mostró su pálido trasero. Es una expresión perversa de oportunismo ilustrado e irresponsable.
La forma como el polo y Mockus han reaccionado al desequilibrio de poder generado por la crisis del congreso nos recuerda que necesitamos fortalecer los Partidos, que la política no se practica solo en el parlamento, y que a pesar de afrontar la mayor amenaza a las instituciones que se recuerde, los Colombianos seguimos confiando en ellas. La reciente encuesta de Gallup así lo demuestra.
A propósito de Partidos, vale destacar en esta hora la actitud responsable y serena del Liberalismo, que sigue siendo el de mayores simpatías en esta y en todas las encuestas. Pese a algunos gritos veintejulieros de voceros parlamentarios, con intereses parlamentarios, colegas de actuales parlamentarios, incluidos los que están detenidos, se ha erguido como una voz responsable desde sus sectores representativos.
Es bien diferente la actitud del Ex Presidente Gaviria, buscando una salida Institucional a la crisis hasta que a los malos asesores de Uribe excluyeron al Liberalismo de la discusión de la reforma política o la del ex Samper, desde su óptica, que la del polo y Mockus. Es la misma diferencia que existe entre movimientos emergentes y oportunistas y los partidos que han construido la Historia y las Instituciones de nuestra Nación.