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Obama, elecciones y petróleo

Luis E. Giusti L.

18 de junio de 2012 - 06:00 p. m.

Desde que está el presidente Barack Obama en el poder, los hechos demuestran que el número de taladros activos y la producción petrolera han ido en aumento. Se ha respaldado en general el desarrollo y la extracción de hidrocarburos.

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A finales de año se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en EE.UU. Como es habitual, el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, será candidato.

Como era de esperarse, las políticas en materia de energía ya están en el centro de las discusiones de la campaña electoral.

Obama no ha perdido tiempo en esgrimir el tema, habiéndole dado relevancia especial a principios de año en su discurso “El Estado de la Unión”, citando la importancia de la “seguridad energética” y elogiando los “cien años de suministro de gas natural que podrían añadir 600 mil puestos de empleo durante la próxima década”. Pero también en esa ocasión censuró la prolongada dependencia que EE.UU. tiene del petróleo y los “permanentes subsidios a la industria”, al tiempo que hizo un llamado a una “solución energética integral” y a reforzar el mandato de energía limpia.

No obstante, recientemente ha sido más abierto al alentar el desarrollo petrolero, y se ha distanciado bastante de la retórica antiindustria petrolera que esgrimiera después del desastroso reventón de Macondo en el Golfo de México en abril de 2010. Pero los hechos demuestran que desde que Obama está en el poder el número de taladros activos y la producción petrolera han ido en aumento. Adicionalmente, tras bastidores, la acción política ha respaldado en general el desarrollo y la extracción de hidrocarburos. Esas realidades dan mejores indicaciones acerca de la dirección del desarrollo energético en EE.UU. que la retórica electoral.

Sin embargo, la propuesta de presupuesto 2013 del gobierno de EE.UU. contempla el desmonte de subsidios (tax-breaks) y la eliminación de deducciones de gastos que actualmente disfrutan las empresas en actividades de exploración y producción.

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La administración anuncia el propósito de eliminar subsidios “obsoletos e ineficientes” y al mismo tiempo incrementar el fondeo de investigaciones en gas natural. La Casa Blanca estima que podría tener ingresos de US$40.000 millones en los próximos diez años, producto de la eliminación de beneficios fiscales. Esta iniciativa tiene el respaldo de la OECD, la cual está examinando la posible reducción de subsidios a los combustibles fósiles de los miembros del G-20, a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 10% (Ref.: Equipo de Equities y Commodities de Citibank).

En definitiva, ¿cuánto impacto tendrán estas medidas y cuáles fuerzas determinarán el curso de acción del desarrollo energético en EE.UU.?

Sin restar importancia a la eliminación de subsidios, en primera instancia se considera que su impacto sería manejable para una industria cuya capitalización de mercado es de US$1,7 trillones y sus ingresos tienen esa misma dimensión. Además hay que considerar los incrementos de ingresos y la creación de puestos de trabajo del nuevo crecimiento de petróleo y gas en el país.

Considerando la fuerte tranca política en Washington, es muy improbable que se pueda acordar una política energética integral en el futuro cercano. La industria y la oposición en el Congreso Nacional ya han expresado su desdén por los planes y las propuestas de la Casa Blanca. Citando de nuevo a Citibank, “lo más probable es que la intersección entre la política y las políticas (politics and policy) en lo tocante a hidrocarburos en EE.UU. se mueva entre: Perfora Chico Perfora —Drill Baby Drill— y Encuentra Alternativas Ya —Find Alternatives Now—”. Cabe notar que los obstáculos deberán ser mayores para petróleo que para gas.

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Sin embargo, la inmensa fuerza de los nuevos desarrollos de petróleo y gas en esquistos difícilmente podrá desviarse por la eliminación de subsidios. El cuantioso aumento de la producción de hidrocarburos en EE.UU. se está llevando a cabo en su gran mayoría en tierras privadas, sin tener que enfrentar las dificultades de desarrollos en tierras federales. Un estudio del National Petroleum Council concluye que la producción petrolera alcanzaría 20 millones de barriles por día (bpd) en 2030, y la historia del gas no es diferente.

La observación y el seguimiento del proceso en EE.UU. tiene gran importancia para los países exportadores de petróleo de América: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Argentina, por el impacto que tendrá sobre los canales de suministro.

 

Luis E. Giusti

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