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Colombia en cuidados intensivos

Luis Felipe Henao

30 de marzo de 2022 - 12:00 a. m.

El triunfo de la izquierda radical en las elecciones del 13 de marzo de 2022 dejó a nuestro país al borde del abismo de caer en el comunismo, pero todavía se puede salvar a Colombia si todos nos unimos para evitar la catástrofe.

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Dejémonos de eufemismos políticos. Las elecciones del domingo 13 de marzo dejaron un solo ganador: la izquierda radical. En el resto de sectores pueden darse apoyo moral diciendo quiénes perdieron más o menos que otros, pero todo eso son meras consolaciones. El Pacto Histórico fue el gran ganador en las consultas y las elecciones del Congreso de la República. Se llevó casi la mitad de los votos en las consultas, triunfaron en Cámara y Senado y, además, se posicionaron como el movimiento más fuerte, unificado y sólido en el país. Lo demás son premios de consolación con los que cada quien busca justificar la catástrofe que se viene.

Las consultas entregaron un panorama de como está la intención de voto para la presidencia. Más de 12 millones de personas participaron en las consultas presidenciales, y los resultados indican que aproximadamente el 47,4 por ciento (5′818.375) votaron por los candidatos del Pacto Histórico, el 33,8 por ciento (4′145.691) por los del Equipo Colombia y apenas un 18,6 por ciento (2′287.603) por la Coalición Centro Esperanza. Si las elecciones fuera mañana (y bajo estas mismas condiciones), 1′672.684 votos separarían a Petro de ganar en primera vuelta.

Si bien en las elecciones del próximo 29 de mayo habrá más candidatos y partidos en disputa, no hay que decirse mentiras: el 13 de marzo ya estaban planteadas las 3 grandes cartas a la elección presidencial – izquierda, derecha y centro –. Algunos podrán decir que faltó el Centro Democrático, pero la verdad es que casi todos los simpatizantes de ese partido votaron por Equipo Colombia, y de ellos la gran mayoría por Federico Gutiérrez, tal como lo demuestra la renuncia de Oscar Iván Zuluaga a su aspiración presidencial para sumarse a Fico. Otros dirán que tampoco estaban otros candidatos, pero lo cierto es que la mayoría de los simpatizantes de ellos votaron por Equipo Colombia y la Coalición Centro Esperanza, respectivamente. Es lo que hay. Pensar que a los votos del Equipo Colombia se pueden sumar los del Centro Democrático en primera vuelta y a los de Centro Esperanza los de otros partidos es solo una ilusión, pues son los mismos votos.

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Si no hay un fenómeno político adicional la situación está clara: la elección se decidirá otra vez en los extremos, y esta vez la izquierda tiene una muy amplia ventaja. La centroizquierda no logró convencer como alternativa política y conforme transcurra la campaña se irá desinflando cada vez más ante el miedo de unos con Petro y el anhelo de otros a subirse al carro ganador del Pacto Histórico. Sucedió hace 4 años en los que muchos se fueron sumando a Duque al ver un caudal seguro de votos y se acomodaron allí incluso desde la primera vuelta. La ventaja de Petro es haber ganado este primer round, que hará que otros partidos y políticos regionales se le sumen buscando no quedarse con nada en el próximo gobierno.

En el Congreso, la izquierda también triunfó. En la Cámara, el Pacto Histórico obtuvo 25 curules que, sumadas a las 5 de Comunes, a las 11 de la Alianza Verde y a otros 10 de movimientos más pequeños, conformarán un potente bloque de 51 votos. Si bien el Pacto Histórico obtuvo la mayor votación, podría ser atajado por otros partidos que, aunque bajaron en votación, pueden constituir una muralla de contención ante las locuras del posible dictador que se nos viene.

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Ya Petro nos avisó que lo primero que va a hacer es declarar un estado de excepción para hacer lo que se le venga en gana, que va a expropiar a diestra y siniestra y a instaurar el populismo como doctrina económica. Todavía se puede salvar a Colombia, pero dependerá de muchas cosas. La primera es que los varios millones de indecisos se convenzan definitivamente que si Petro llega a la presidencia sería peor que Venezuela, porque Colombia no tiene tanto petróleo y vive de la empresa privada que saldría despavorida ante los anuncios de expropiaciones masivas de Petro. La segunda es que los políticos no se dejen convencer por gabelas futuras que solo serán transitorias antes de la miseria. Pensar que se quiere construir un nuevo país de la mano de aliados de Petro como Armando Benedetti, Roy Barreras y Julián Bedoya es la peor mentira del mundo. La tercera es que surjan liderazgos que abandonen sus diferencias políticas para formar un gran bloque para evitar la catástrofe. La salvación de Colombia no da espera. De lo contrario, en 20 años, después de 5 gobiernos de Petro, ya no habrá nada que hacer.

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