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¿Qué futuro le espera a un país como Colombia cuando Epa, la Liendra y las Bacrim han remplazado a los profesores de millones de niños y niñas?
Las pruebas PISA revelaron que Colombia es uno de los países con peor calidad de la educación en América Latina. Ni hablar del resto del mundo donde tenemos la calificación más baja de los países miembros de la OCDE. Para completar la crisis, la llegada de la pandemia ha dejado sin educación a más de ocho millones de niños durante casi dos años y la reapertura de los colegios públicos se ha convertido en una pesadilla sin fin.
Hace unos meses, el país pudo presenciar cómo miles de profesores miembros de Fecode marchaban por las calles exponiéndose al contagio, pero se negaban rotundamente a que se reiniciaran las clases por la pandemia. Con la llegada de la vacunación el sector docente fue uno de los primeros priorizados, pese a lo cual se siguieron negando rotundamente a la reapertura de las clases. Al mismo tiempo se reveló cómo más de 60.000 profesores rechazaron la vacuna. La situación actualmente es caótica, en muchas regiones de Colombia el inicio de clases está parado por tutelas interpuestas por profesores y el panorama se ve poco alentador: como consecuencia de esta situación la mayoría de niños y niñas en Colombia se habrá quedado por lo menos dos años sin estudiar.
Durante todo ese tiempo, las aulas se han reemplazado por las redes sociales y los campos de entrenamiento de grupos al margen de la ley. Ante la negativa de Fecode de reiniciar clases, los nuevos profesores de nuestros hijos son pro hombres y mujeres como Epa Colombia y la Liendra. En las cuentas de estos individuos y otros “líderes” se encuentran numerosas clases gratuitas: 1. De 8:00 a 9:00 a.m. tienen clase con la profesora Epa para aprender cómo destruir una estación de Transmilenio. 2. De 9:00 a 10:00 a.m. aprenden con el profe Liendra cómo comerse sus propias secreciones nasales y por qué no vale la pena estudiar. 3. De 10:00 a 11:00 a.m. pueden ver grandes videos de los líderes de la primera línea de cómo se puede atacar a la Policía. 4. De 11:00 a 12:00 a.m. pueden ver clase de lenguaje con algún tuitero famoso sobre cómo utilizar groserías para insultar a otras personas y 5. De 12:00 am a 1:00 p.m. también se pueden deleitar con clases de poesía de “artistas” que enseñan en sus letras sexistas cómo fomentar el maltrato y la violencia contra la mujer. Esto es lo que ahora consumen los niños y las niñas colombianas en vez de estar aprendiendo matemáticas, física o química. Para completar este desastre, el crecimiento de las Bacrim ha puesto a nuestros niños y niñas a merced del reclutamiento ilegal y la trata de personas.
Los defensores de oficio de Epa Colombia, que ahora proliferan en las redes sociales y que se aterran porque fue condenada por cometer un delito, deberían nombrarla rectora de un colegio para que siga enseñando a nuestros jóvenes cómo construir el futuro del país. O mejor, nombremos a Epa como ministra de Educación, porque finalmente en los últimos dos años la mayoría de niños, niñas y jóvenes de nuestro país la han visto más a ella que a sus profesores de matemáticas, ciencias o lenguaje. Nombremos también a la Liendra director del ICFES para que más jóvenes se motiven a estudiar. Y si quieren podemos reemplazar al SENA por la Primera Línea y poner como director a Gustavo Bolívar.
Esta enorme crisis solo tiene una solución: los padres y madres de los niños y niñas de Colombia debemos unirnos para exigir un cambio en la educación, de lo contrario no habrá futuro para nuestro país.
