“La vida es un balance entre mantener y dejar ir”, Rumi.
Terminado el Torneo Preolímpico de Fútbol en Colombia, en el que el objetivo principal de la selección de nuestro país era conseguir un cupo a Tokio 2020, este no se alcanzó. Es hora de hacer en el interior de la Federación Colombiana de Fútbol un balance serio, sin apasionamientos, de lo que pasó, para trazar nuevas políticas de trabajo en las selecciones nacionales.
Hay que ser autocríticos, analizar qué se hizo bien y en qué se debe mejorar. Es la manera de superar lo que aconteció. Evaluar el perfil del cuerpo técnico, de los jugadores, la metodología de trabajo, no solo en lo técnico-táctico, sino también en la fundamentación mental de los deportistas.
Aspectos positivos: hay buenos jugadores. Hubo partidos de muy buen nivel deportivo, frente a Argentina y Brasil. Jugadores de rendimiento parejo como Herrera, Balanta, Cetré, Carrascal, entre otros. También fue bueno el acompañamiento masivo de los aficionados en Pereira, Armenia y Bucaramanga.
Aspectos a mejorar: la parte mental de jugadores y cuerpo técnico. Hay que tener más trabajo táctico, identidad de juego. Se necesita mejor lectura de los partidos y mayor autocontrol de los jugadores en el terreno de juego.
En Colombia hay técnicos capacitados para trabajar en esas categorías, cada día se esfuerzan por capacitarse, introducir nuevas herramientas de trabajo, pero debe marcarse una línea de juego desde la de mayores, de manera integral, con sus respectivas variables.
Hay que realizar filtros integrales para seleccionar a jugadores pensando en lo técnico, táctico, físico, mental, nutricional, social y familiar. Hay que reestructurar los planes estratégicos de trabajo.
Nuevamente el fútbol colombiano se queda sin participar en unos Juegos Olímpicos, pero es el momento para retomar el camino y aprender de los errores.
“La vida es un balance entre mantener y dejar ir”, Rumi.
Terminado el Torneo Preolímpico de Fútbol en Colombia, en el que el objetivo principal de la selección de nuestro país era conseguir un cupo a Tokio 2020, este no se alcanzó. Es hora de hacer en el interior de la Federación Colombiana de Fútbol un balance serio, sin apasionamientos, de lo que pasó, para trazar nuevas políticas de trabajo en las selecciones nacionales.
Hay que ser autocríticos, analizar qué se hizo bien y en qué se debe mejorar. Es la manera de superar lo que aconteció. Evaluar el perfil del cuerpo técnico, de los jugadores, la metodología de trabajo, no solo en lo técnico-táctico, sino también en la fundamentación mental de los deportistas.
Aspectos positivos: hay buenos jugadores. Hubo partidos de muy buen nivel deportivo, frente a Argentina y Brasil. Jugadores de rendimiento parejo como Herrera, Balanta, Cetré, Carrascal, entre otros. También fue bueno el acompañamiento masivo de los aficionados en Pereira, Armenia y Bucaramanga.
Aspectos a mejorar: la parte mental de jugadores y cuerpo técnico. Hay que tener más trabajo táctico, identidad de juego. Se necesita mejor lectura de los partidos y mayor autocontrol de los jugadores en el terreno de juego.
En Colombia hay técnicos capacitados para trabajar en esas categorías, cada día se esfuerzan por capacitarse, introducir nuevas herramientas de trabajo, pero debe marcarse una línea de juego desde la de mayores, de manera integral, con sus respectivas variables.
Hay que realizar filtros integrales para seleccionar a jugadores pensando en lo técnico, táctico, físico, mental, nutricional, social y familiar. Hay que reestructurar los planes estratégicos de trabajo.
Nuevamente el fútbol colombiano se queda sin participar en unos Juegos Olímpicos, pero es el momento para retomar el camino y aprender de los errores.