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“La prudencia es la huella de la sabiduría”, Amos Bronson Alcoot.
Una nueva competencia mundialista inicia para el combinado patrio con el objetivo de alcanzar un título para nuestro país. Se nos ha dificultado superar esos momentos claves en la competencia, pero esta vez se comenzó compitiendo y logrando un empate frente a la actual campeona del mundo de la categoría, la selección alemana. Un resultado que sirve para mostrarse a sí mismos que, paso a paso, podrán ir avanzando en el mundial.
Es menester tener presentes algunas características psicológicas propias de la edad para ser más prudentes al analizar el rendimiento deportivo: cambios comportamentales inesperados, búsqueda de autoafirmación, momentos de enfrentamiento con la norma y la autoridad, interés por la imagen corporal y predominio de intereses individuales, entre otros.
El técnico Fredy Hurtado seleccionó a un grupo de jugadores que, en su opinión, cumplían los requisitos técnicos, tácticos, físicos y mentales para enfrentar esta competencia mundialista. De entrada, en este primer partido, supieron reaccionar frente a la adversidad temprana del marcador. Mostraron resiliencia para ir al frente y lograr el empate con una jugada construida desde el arquero, que culminó en el gol del Jhon Cataño. Vimos una selección con momentos importantes en el juego: asociaciones, manejo del balón y control de los tiempos del partido. Deberán trabajar más en la precisión de los pases, la eficacia y la agresividad para recuperar el balón.
Será clave continuar fortaleciendo la parte mental para el manejo tanto del triunfo como de la derrota, además de afianzar conceptos tácticos y adaptarse al entorno del lugar donde se juega el mundial: Catar.
El siguiente partido frente a El Salvador es fundamental. No se puede caer en la trampa de pensar que como le empatamos a Alemania, a El Salvador lo venceremos fácil. Ese encuentro debe afrontarse con toda la seriedad de un partido mundialista, porque solo así se podrá avanzar a la siguiente fase.
Vamos lento pero seguro hasta el final. ¡Éxitos jóvenes! Porque en el fútbol, como en la vida, la prudencia es la huella de la sabiduría: solo con cabeza fría y corazón firme se escriben las páginas grandes de un mundial.
