“¿Qué caracteriza a un buen entrenador? Lo que los jugadores dirán de él cuando todo haya terminado”, Pep Guardiola.
Nuevamente se presenta en nuestro medio que cuando los resultados de los equipos no se dan rápidamente en un torneo tan corto, el primer despedido es el técnico, como ya ocurrió con el profesor Flabio Torres, y seguramente no pasarán muchas fechas para que sigan saliendo técnicos sin cumplir un plazo prudencial para mostrar su trabajo eficaz.
En un país donde todos creen ser técnicos, éstos siempre estarán en la picota, y hagan lo que hagan nunca dejan conformes a todos. La función del técnico es tremendamente difícil. Debe tener una serie de recursos humanos y de personalidad para sobrellevar sin grandes costos tantas exigencias.
Sabemos que cuando se toman decisiones no existen las garantías de éxito. Tomar una decisión es asumir un riesgo, y eso implica ganar y perder algo al mismo tiempo. Conformar un equipo confiable de colaboradores, decidir titulares, hacer cambios, saber qué decir en una charla técnica, escuchar al futbolista y a los otros miembros del cuerpo técnico, son todas decisiones que debe tomar.
En un torneo tan corto como el nuestro, la eficacia del trabajo del técnico se mide no por su proceso en el trabajo, por su metodología, por su buen manejo de grupo o por darles la oportunidad a los canteranos, sino exclusivamente por los resultados, y en esta clase de campeonatos puede que se den o no se den, por lo tanto se corta por lo más fácil: despedir al técnico.
Algunos equipos blindan al técnico, le dan las herramientas necesarias para que realice bien su labor, ante la presión lo mantienen y al final pueden conseguir los objetivos.
Es clave que los equipos definan claramente sus objetivos, qué perfil de técnico necesitan y si el que contratan es el indicado, porque despiden un entrenador y a las horas ya le tienen reemplazo.
“¿Qué caracteriza a un buen entrenador? Lo que los jugadores dirán de él cuando todo haya terminado”, Pep Guardiola.
Nuevamente se presenta en nuestro medio que cuando los resultados de los equipos no se dan rápidamente en un torneo tan corto, el primer despedido es el técnico, como ya ocurrió con el profesor Flabio Torres, y seguramente no pasarán muchas fechas para que sigan saliendo técnicos sin cumplir un plazo prudencial para mostrar su trabajo eficaz.
En un país donde todos creen ser técnicos, éstos siempre estarán en la picota, y hagan lo que hagan nunca dejan conformes a todos. La función del técnico es tremendamente difícil. Debe tener una serie de recursos humanos y de personalidad para sobrellevar sin grandes costos tantas exigencias.
Sabemos que cuando se toman decisiones no existen las garantías de éxito. Tomar una decisión es asumir un riesgo, y eso implica ganar y perder algo al mismo tiempo. Conformar un equipo confiable de colaboradores, decidir titulares, hacer cambios, saber qué decir en una charla técnica, escuchar al futbolista y a los otros miembros del cuerpo técnico, son todas decisiones que debe tomar.
En un torneo tan corto como el nuestro, la eficacia del trabajo del técnico se mide no por su proceso en el trabajo, por su metodología, por su buen manejo de grupo o por darles la oportunidad a los canteranos, sino exclusivamente por los resultados, y en esta clase de campeonatos puede que se den o no se den, por lo tanto se corta por lo más fácil: despedir al técnico.
Algunos equipos blindan al técnico, le dan las herramientas necesarias para que realice bien su labor, ante la presión lo mantienen y al final pueden conseguir los objetivos.
Es clave que los equipos definan claramente sus objetivos, qué perfil de técnico necesitan y si el que contratan es el indicado, porque despiden un entrenador y a las horas ya le tienen reemplazo.