“ El secreto del éxito es persistencia por la meta”, Benjamín Disraeli.
Luego de una larga espera para saber quién era el nuevo campeón de la Copa Libertadores, la final por fin se dio: River Plate se coronó campeón lejos de su tierra y de su gran afición, superando a un equipo difícil, como el Boca Juniors, pasando de perder el partido a ganarlo de una manera amplia (3-1), con una gran actuación, en poco tiempo, del colombiano Juan Fernando Quintero y el despliegue emocional y físico del resto de sus compañeros, siempre queriendo alcanzar la meta. Nunca se dieron por vencidos.
Los jugadores de River mostraron su capacidad de resiliencia para enfrentar, mejorar y superar todas las adversidades para ser campeones, como la distancia geográfica, perder la localía, no contar con el grueso de sus aficionados y en el juego superar el marcador y, algo importante, mantener la ventaja a su favor frente a su rival de plaza.
Futbolísticamente mostró su capacidad técnica para manejar los ritmos del partido, tener la posesión del balón y desgastar a su adversario. Su técnico, Marcelo Gallardo, por medio de su asistente, mostró toda su categoría como técnico y su experiencia en este tipo de finales, conjuntamente como lo hizo el arquero Franco Armani, bicampeón de Copa Libertadores.
El colombiano Juan Fernando Quintero mostró en los minutos jugados lo que es capaz de hacer un futbolista con riqueza mental, técnica y táctica para estar en el momento oportuno y en la toma acertada de decisiones. Con su juego se hizo acreedor a múltiples elogios a nivel mundial. Ahora, lo más importante es saber asimilar todo este gran momento para mejorar lo que tiene e incorporar otras cosas como tener más tiempo de juego.
Para el fútbol colombiano es un honor tener este gran jugador junto a Rafael Santos Borré, que en su momento fue clave con su juego y goles para la clasificación de River.
Una de las lecciones a tener en cuenta es la importancia del entrenamiento mental a todo nivel para aprender a manejar el triunfo y la derrota.
“ El secreto del éxito es persistencia por la meta”, Benjamín Disraeli.
Luego de una larga espera para saber quién era el nuevo campeón de la Copa Libertadores, la final por fin se dio: River Plate se coronó campeón lejos de su tierra y de su gran afición, superando a un equipo difícil, como el Boca Juniors, pasando de perder el partido a ganarlo de una manera amplia (3-1), con una gran actuación, en poco tiempo, del colombiano Juan Fernando Quintero y el despliegue emocional y físico del resto de sus compañeros, siempre queriendo alcanzar la meta. Nunca se dieron por vencidos.
Los jugadores de River mostraron su capacidad de resiliencia para enfrentar, mejorar y superar todas las adversidades para ser campeones, como la distancia geográfica, perder la localía, no contar con el grueso de sus aficionados y en el juego superar el marcador y, algo importante, mantener la ventaja a su favor frente a su rival de plaza.
Futbolísticamente mostró su capacidad técnica para manejar los ritmos del partido, tener la posesión del balón y desgastar a su adversario. Su técnico, Marcelo Gallardo, por medio de su asistente, mostró toda su categoría como técnico y su experiencia en este tipo de finales, conjuntamente como lo hizo el arquero Franco Armani, bicampeón de Copa Libertadores.
El colombiano Juan Fernando Quintero mostró en los minutos jugados lo que es capaz de hacer un futbolista con riqueza mental, técnica y táctica para estar en el momento oportuno y en la toma acertada de decisiones. Con su juego se hizo acreedor a múltiples elogios a nivel mundial. Ahora, lo más importante es saber asimilar todo este gran momento para mejorar lo que tiene e incorporar otras cosas como tener más tiempo de juego.
Para el fútbol colombiano es un honor tener este gran jugador junto a Rafael Santos Borré, que en su momento fue clave con su juego y goles para la clasificación de River.
Una de las lecciones a tener en cuenta es la importancia del entrenamiento mental a todo nivel para aprender a manejar el triunfo y la derrota.