Razón tiene la derecha continuista colombiana para estar contrariada y disgustada con la impactante gira de Gustavo Petro por España.
Una coalición progresista formada por el PSOE, Podemos e Izquierda Unida que hoy gobierna a España fue la que recibió a Petro, gran opcionado a gobernar a Colombia con una coalición similar de centro izquierda, susceptible aún de ampliarse. Fue el encuentro de dos progresismos, cada uno con sus propias características.
En Colombia el establecimiento más tradicional se resiste a aceptar que en democracia es normal la alternancia entre fuerzas o coaliciones de distinto signo, mientras ello ocurre de manera normal en España, Portugal, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y ahora, de nuevo, a su manera, en América Latina: México, Argentina, Bolivia, Perú, Honduras, Chile y muy posiblemente ocurra en Colombia y Brasil que tendrán muy pronto elecciones para relevar a los regímenes presididos por Iván Duque y Jair Bolsonaro anclados los dos en el retroceso de la era Trump.
En Colombia está a punto de romperse la inveterada tradición de que la alternancia es entre los mismos, entre matices de las mismas élites. Eso disgusta, por supuesto al establecimiento, pero sería un paso a la modernidad política y al cumplimiento de la promesa de la Constitución del 91 y de la paz política que se han construido para que todas las fuerzas que participan en la contienda democrática tengan posibilidad de ser gobierno sin trauma de la institucionalidad democrática.
Por esa vía regia de la pluralidad política democrática, exguerrilleros han ganado limpiamente la presidencia como es el caso de Dilma Roussef en Brasil y Pepe Mujica en Uruguay. Y también ocurre que por vía de la legítima protesta social democrática se crean liderazgos que compiten y triunfan en elecciones democráticas como es el caso bien conocido de Evo Morales y el de Gabriel Boric próximo a posesionarse como Presidente de Chile.
Petro fue reconocido en España como posible gobernante de Colombia. En virtud de esa posibilidad, que en el exterior se percibe mejor que aquí, el líder progresista colombiano fue recibido por Ana Colau, alcaldesa de Barcelona y, en Madrid, por Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE y presidente del gobierno español, por Yolanda Díaz (Partido Comunista Español), Segunda Vicepresidenta y Ministra de trabajo y por Ione Bellarra (Podemos), Ministra de Derechos Sociales. Pero, además, tuvo encuentros con Felipe González, veterano expresidente socialista de España, y con 9 grandes empresarios integrantes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales CEOE, que preside Antonio Garamendi Lecanda.
El reconocimiento a Petro fue también como líder de fuerzas progresistas en América Latina y en virtud de ello se acordó el impulso a una “gran coalición de fuerzas políticas y sociales iberoamericana en lucha contra el cambio climático”. Petro, si resulta elegido presidente, levantará la bandera de una iniciativa global en esta delicada materia que tiene en riesgo a la especie humana misma.
En animados y concurridos encuentros con la diáspora colombiana en España, organizados, en Barcelona y Madrid, por destacados líderes y lideresas del Pacto Histórico, Petro tuvo oportunidad de presentar puntos claves de su programa en materia internacional y las 5 grandes transiciones que impulsaría desde el gobierno.
La exitosa gira española de Gustavo Petro en estos primeros días de enero 2022 impactará positivamente la campaña de la coalición Pacto Histórico en las elecciones parlamentarias del 13 de marzo y en la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales que, según calendario legal, tendrán lugar respectivamente el 29 de mayo y el 19 de junio.
Razón y derecho tienen las fuerzas del continuismo para disgustarse, pero no para desconocer el ascenso legítimo de la oposición política progresista, ni para maniobrar a fin de “aferrarse de manera impúdica al poder” (Daniel Samper Pizano) tratando desesperadamente, por medios non sanctos (estigmatización, violencia abierta, compra de votos y fraude), de impedir la alternancia democrática que se avecina.
La visita de Petro a España muestra que el mundo ya se está preparando para ella considerándola normal en democracia y necesaria ante el pésimo gobierno de la actual coalición derechista. Bueno sería que aquí le bajáramos al disgusto de talante antidemocrático y nos preparáramos todos tranquilamente al cambio democrático que es ineludible.
Razón tiene la derecha continuista colombiana para estar contrariada y disgustada con la impactante gira de Gustavo Petro por España.
Una coalición progresista formada por el PSOE, Podemos e Izquierda Unida que hoy gobierna a España fue la que recibió a Petro, gran opcionado a gobernar a Colombia con una coalición similar de centro izquierda, susceptible aún de ampliarse. Fue el encuentro de dos progresismos, cada uno con sus propias características.
En Colombia el establecimiento más tradicional se resiste a aceptar que en democracia es normal la alternancia entre fuerzas o coaliciones de distinto signo, mientras ello ocurre de manera normal en España, Portugal, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y ahora, de nuevo, a su manera, en América Latina: México, Argentina, Bolivia, Perú, Honduras, Chile y muy posiblemente ocurra en Colombia y Brasil que tendrán muy pronto elecciones para relevar a los regímenes presididos por Iván Duque y Jair Bolsonaro anclados los dos en el retroceso de la era Trump.
En Colombia está a punto de romperse la inveterada tradición de que la alternancia es entre los mismos, entre matices de las mismas élites. Eso disgusta, por supuesto al establecimiento, pero sería un paso a la modernidad política y al cumplimiento de la promesa de la Constitución del 91 y de la paz política que se han construido para que todas las fuerzas que participan en la contienda democrática tengan posibilidad de ser gobierno sin trauma de la institucionalidad democrática.
Por esa vía regia de la pluralidad política democrática, exguerrilleros han ganado limpiamente la presidencia como es el caso de Dilma Roussef en Brasil y Pepe Mujica en Uruguay. Y también ocurre que por vía de la legítima protesta social democrática se crean liderazgos que compiten y triunfan en elecciones democráticas como es el caso bien conocido de Evo Morales y el de Gabriel Boric próximo a posesionarse como Presidente de Chile.
Petro fue reconocido en España como posible gobernante de Colombia. En virtud de esa posibilidad, que en el exterior se percibe mejor que aquí, el líder progresista colombiano fue recibido por Ana Colau, alcaldesa de Barcelona y, en Madrid, por Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE y presidente del gobierno español, por Yolanda Díaz (Partido Comunista Español), Segunda Vicepresidenta y Ministra de trabajo y por Ione Bellarra (Podemos), Ministra de Derechos Sociales. Pero, además, tuvo encuentros con Felipe González, veterano expresidente socialista de España, y con 9 grandes empresarios integrantes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales CEOE, que preside Antonio Garamendi Lecanda.
El reconocimiento a Petro fue también como líder de fuerzas progresistas en América Latina y en virtud de ello se acordó el impulso a una “gran coalición de fuerzas políticas y sociales iberoamericana en lucha contra el cambio climático”. Petro, si resulta elegido presidente, levantará la bandera de una iniciativa global en esta delicada materia que tiene en riesgo a la especie humana misma.
En animados y concurridos encuentros con la diáspora colombiana en España, organizados, en Barcelona y Madrid, por destacados líderes y lideresas del Pacto Histórico, Petro tuvo oportunidad de presentar puntos claves de su programa en materia internacional y las 5 grandes transiciones que impulsaría desde el gobierno.
La exitosa gira española de Gustavo Petro en estos primeros días de enero 2022 impactará positivamente la campaña de la coalición Pacto Histórico en las elecciones parlamentarias del 13 de marzo y en la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales que, según calendario legal, tendrán lugar respectivamente el 29 de mayo y el 19 de junio.
Razón y derecho tienen las fuerzas del continuismo para disgustarse, pero no para desconocer el ascenso legítimo de la oposición política progresista, ni para maniobrar a fin de “aferrarse de manera impúdica al poder” (Daniel Samper Pizano) tratando desesperadamente, por medios non sanctos (estigmatización, violencia abierta, compra de votos y fraude), de impedir la alternancia democrática que se avecina.
La visita de Petro a España muestra que el mundo ya se está preparando para ella considerándola normal en democracia y necesaria ante el pésimo gobierno de la actual coalición derechista. Bueno sería que aquí le bajáramos al disgusto de talante antidemocrático y nos preparáramos todos tranquilamente al cambio democrático que es ineludible.