Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Muchas personas, muchas fuerzas, en todas las regiones del país y en espacios de la inmensa diáspora colombiana están tratando de construir una gran confluencia para triunfar en las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2022. Necesario detener el trágico retroceso en que está el país. Son multitud los hombres y las mujeres empeñados en esta tarea.
Parado en ese punto quiero hacer aquí algunas observaciones sobre las tensiones entre Ángela María y Gustavo Francisco, destacados dirigentes, reconocidos y queridos, en el diverso campo alternativo. Con ella y con él me ha correspondido compartir la acción militante civilista por la paz y la democracia en diferentes períodos de las últimas décadas.
No se trata de decir quién tiene la razón o si ambos la tienen en alguna medida. Se trata sí de identificar las lecciones que nos permiten avanzar hacia el propósito grandioso que nos anima y que a Ángela y a Gustavo, así como a todas y todos los demás, nos crea una exigencia de corresponsabilidad.
Primera lección: lo que ocurrió, el impase, la diferencia, la separación, en mi concepto tiene que ver con la inorganicidad de la Colombia Humana. La organicidad comienza con el reconocimiento de los otros y otras con los cuales se comparten sueños, actividades, retos, derrotas y victorias, lo cual se expresa en instancias convenidas de encuentro, pluralidad, intercambio, consulta y decisión.
Gustavo que tiene bien asimiladas las categorías de nuevas ciudadanías, sujeto plural y multitud, y que ahora propone pacto histórico y nueva hegemonía tiene que ser consecuente con ellas y aceptar, propiciar, querer la elevación de la estatura política de mujeres y hombres que caminan a su lado, lo cuidan, lo siguen y se juegan el pellejo en un país donde estar en la orilla crítica es pisar terreno minado.
Sin un grado razonable de organicidad imposible traducir en praxis la política de la vida y el amor que se proclama. Gustavo necesita ser más cercano, más accesible, con organicidad informatizada como hoy se impone. Ello hará más grata, enriquecedora y eficaz la acción política y la gestión de gobierno.
Como uno vive, así gobierna. Si es descollante pero comparte poco, regularmente, en instancias plurales organizadas, donde se forja la voluntad colectiva, así gobernará y será difícil practicar una democracia más horizontal que permita mejores condiciones para realizar el Estado social de derecho. Útil ver El Ascenso del Príncipe Democrático de Sergio Fabbrini.
Segunda lección: el machismo y el patriarcalismo en los partidos, las empresas, los movimientos, la administración pública, no es asunto que existe en unas partes y en otras no. Se trata de un problema cultural general que tiene ubicuas manifestaciones, a veces burdas, a veces muy sutiles. Notorio es que algo de ello hay en lo ocurrido.
Sin embargo, lo de mayor peso lo encuentro en los dos momentos de diferencia política real y concreta: la soledad de Ángela en la batalla político-legal por la curul de Colombia Humana en la Cámara y el posicionamiento diferente frente a la opción de Claudia López, candidata Verde, a la Alcaldía de Bogotá. Ángela apoya esta opción, Gustavo se opone a ella. Ahí están las diferencias de mayor relieve. Son diferencias serias sobre materias altamente sensibles que resulta muy difícil tramitar en un movimiento con el alto grado de inorganicidad que se ha señalado.
Quizá también estén en juego asuntos ideológicos y de aspiraciones que no aparecen en el primer plano ahora pero que se mostrarán con el correr de los días en la discusión programática y de estrategia política.
Elemental reconocer que mucho nos cuesta todavía a los hombres en la vida cotidiana y, por supuesto, en la política establecer relaciones con las mujeres que signifiquen genuina igualdad para ellas como personas y como ciudadanas. Estamos lejos de la inclusión plena de las mujeres que se corresponda con las exigencias de la democracia paritaria.
Por ello un proceso cultural y estructural, revolucionario, avanza en la sociedad global, incluida la colombiana, respecto a la valoración de la mujer y a su participación en todos los ámbitos de la vida social. En los desarrollos políticos que se avecinan las mujeres jugarán un papel mucho más incidente que en tiempos anteriores. Útil ver Manifiesto de un Feminismo para el 99% de Nancy Fraser, Tithi Bhattacharya y Cinzia Arruzza.
Acertado y plausible, finalmente, que los dos, Ángela y Gustavo, se esfuerzan por mostrar los límites de las diferencias, es decir, que no son insuperables, y clara es la manifestación de ambos de que sigue abierta la puerta para reencontrarse, competir y confluir (consulta interpartidaria alternativa), con muchas más fuerzas, fuerzas democráticas transformadoras, con miras a enfrentar el reto de 2022. ¡El impase iluminó el camino!
