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#MadamePapita

Amor bonito

Madame Papita
24 de marzo de 2023 - 05:00 a. m.

Hoy, Madame Papita le cede el teclado a Lina. Y lo hace para que pueda dedicarle esta columna a mi esposa, Ana Piñeres (@AnaVitrola), quien esta semana dejó de estar a mi lado y encontró su paz. #MadamePapita, además de ser una columna para este diario, era nuestra razón para poder cocinar, probar y saborearnos la vida juntas. Este espacio nació casi al tiempo que cuando iniciamos nuestra vida juntas, así que cada palabra que he publicado siempre tuvo un segundo par de ojos a la hora de terminar.

Como les he contado varias veces, tanto yo como toda mi familia nos caracterizamos por vivir para comer y comer para vivir. Somos buena muela, diría Ana. Y es que cada comida es un ritual. Ella, una vegana arrepentida, tuvo que dar un salto cuántico a la hora de dejar su dieta y volver a la dicha de una mesa un poco más robusta. Por fortuna, yo estaba en esa mesa.

Ana era una ocañera contadora de historias y llena de creatividad, que siempre recordó sus raíces partiendo de la comida. Gracias a ella, en mi cocina se hicieron comunes el pan y la arepa de esa tierra nortesantandereana, la ensalada con cebollitas rojas y uno que otro manjar que me enamoraron de su cocina a la par que de ella. Hoy, nuestros amigos mueren por venir a la casa a comer pasta con trufas o una más sencilla de tomates y mozzarella, platos que eran su insignia.

Entre sus particularidades siempre estuvo el café al amanecer, la arepa al desayuno y los días llenos de cocas y comida de casa. Ana fue la reina de la coca: su lonchera era su arma secreta, pues ahí siempre tenía un bocado con sabor a hogar en cualquier momento del día. La comida fue nuestra forma de comunicarnos como pareja, con la familia y con los amigos. Para quienes comparten con nosotras, muchos de los cuales pasan por esta columna semana a semana, es memorable venir a nuestra mesa, porque siempre había para dar y convidar. Estoy segura, además, que varios fueron afortunados merecedores de la bolsita de amor que Ana y yo montábamos con lo que quedaba.

Panadera del Covid, como muchos, esa fue una de sus mejores versiones en la cocina. Preparaba deliciosos panes de masa madre con lo que uno quisiera, pero las olivas, los arándanos, el orégano y el ajo se fueron convirtiendo en sus mejores productos. Después vino la pasta fresca, y así siguió trasladando su creatividad del cine y la televisión a su sazón. Ahora que lo pienso, quizás el resumen de lo que era su corazón también aplica perfecto a su cocina, ese alcanzar “verdad y belleza” a través de sus producciones audiovisuales para que estas pudieran agregarle alegría a la vida de la gente.

Pálpito es el proyecto que más la hizo brillar y soñar, y para mí es el mejor ejemplo de lo que hizo ella con #MadamePapita, y de paso conmigo: me dejó soñar, me enseñó a liberar mi creatividad y siempre fue mi fan enamorada a la hora de escribir y de cocinar.

Viajamos por el mundo conociendo cocinas, plazas de mercado, comida de calle, y siempre terminábamos en un supermercado trasteando condimentos, comida y uno que otro trago. A esto se sumaban los regalos, pues todos los amigos saben que sin importar a dónde llegáramos, seguro salíamos con compras debajo del brazo. Ese era uno de sus rituales amorosos: hacer viajes por y para la familia de los amigos. Por eso siempre antes de viajar, sin pena, llenaba su maleta de pequeños detalles que, según ella, valían más que una artesanía de Colombia.

Sé que a todos les cogió por sorpresa su partida. Fue una apuesta amorosa: luchar para salir adelante… y salió como ella siempre quiso, en sus términos y en su ley, siempre de la mano de su Virgen de Guadalupe. Se quedan millones de proyectos juntas, recetas por inventar, viajes por hacer y contar.

A todos sus amigos, millones de gracias por acolitarle y acolitarnos todo lo que soñamos. A Clara María Ochoa, mi gratitud por todos los proyectos que hicieron juntas, y también gracias a cada persona que tocó su vida.

Ana, gracias por las alas que me regaló para seguir escribiendo y cocinando, un día a la vez y siempre con una sonrisa. Gracias por un amor bonito.

@ChefGuty

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Eber DJ(sonku)25 de marzo de 2023 - 05:20 p. m.
Gracias, gracias, gracias. Dios las bendiga
Alvaro(31173)25 de marzo de 2023 - 02:32 a. m.
La vida sigue para los que nos quedamos otro tiempo, pero alimentado de los recuerdos de los seres queridos que parten. Animo.
Megas Alexandros(2475)24 de marzo de 2023 - 01:48 p. m.
Su columna me ha descrito un amor maravilloso, pleno y lleno momentos felices. El mejor homenaje a Ana, ese huracán de vida según he leído en donde se evoca su memoria, es continuar su legado de generosidad y abundancia. Mucha fuerza.
Alberto(bprfv)24 de marzo de 2023 - 01:40 p. m.
MUY LINDO Q SAVOR
Clara(ffpw1)24 de marzo de 2023 - 12:51 p. m.
Que bello relato de una relación de amor, que alegría comprobar que aún en nuestra convulsionada época, ese amor no ha perdido vigencia, abrazo fraterno.
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