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Cerón: el restaurante que desafía lo que cree saber de los sabores del Quindío

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Madame Papita
02 de mayo de 2025 - 05:00 a. m.
“Diana Cerón ha logrado poner en el mapa gastronómico a Armenia y al Quindío”: Madame Papita.
“Diana Cerón ha logrado poner en el mapa gastronómico a Armenia y al Quindío”: Madame Papita.
Foto: Carlos Mario Nieto - Anato Eje Cafetero
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En el corazón del Eje Cafetero, donde las montañas verdes se funden con el azul inmenso del cielo, y el aroma del café recién tostado acompaña cada historia, se construye una figura que viene transformando la manera de entender la cocina en el Quindío: la chef Diana Cerón.

Diana no solo cocina. Ella cultiva recuerdos, interpreta tradiciones y, a través del fuego y la paciencia, narra la historia de su tierra. Y lo hace con tanta pasión que uno sale renovado de la conversación. Su restaurante, Cerón (@ceroncocinadeautor), ubicado en Armenia, es mucho más que un simple lugar para comer: es una experiencia profunda, un ritual donde cada plato invita a conectarse con el alma del departamento, y reconocer el trabajo de investigación y desarrollo culinario de un equipo muy joven pero muy talentoso.

Formada en el Sena y en constante aprendizaje, como ella misma lo cuenta, tiene una historia apasionante, en la cual reconoce como base fundamental de su cocina el respeto por los ingredientes de su región, y por su historia.

La filosofía de Diana parte de un principio sencillo pero muy poderoso: la cocina como un acto de amor y memoria. Para ella, rescatar las recetas tradicionales no es un gesto de nostalgia, sino un compromiso vital con la cultura de su gente, su familia y su razón de ser. A través de técnicas contemporáneas y un amor profundo por la fermentación artesanal, transforma insumos locales en verdaderas obras de arte gastronómico.

Cada plato que sale de su cocina tiene una historia única que contar. En Cerón, el comensal no solo se alimenta: se sumerge en un viaje sensorial donde los ingredientes cobran vida, y los platos se convierten en historias para contar. Diana, productora de algunos de sus ingredientes, también trabaja con productores locales, apuesta por la sostenibilidad y cree firmemente en el valor de lo auténtico. Su trabajo no se trata de disfrazar los sabores, sino de exaltar la pureza de lo nuestro: las frutas de la región, los granos de café, el maíz, el plátano, las hierbas silvestres que crecen entre cafetales y tierras muy productivas.

Uno de los sellos distintivos de su propuesta es su investigación en los procesos de fermentación. Con técnicas ancestrales y modernas, logra profundizar los sabores, jugar con texturas y crear nuevas sensaciones en el paladar. Panes de masa madre, encurtidos, salsas fermentadas y preparaciones que evolucionan con el tiempo son parte esencial del menú, una carta viva que se transforma al ritmo de la productividad de la región. La experiencia en Cerón es íntima y cuidada. No hay pretensiones, pero sí un rigor absoluto en cada detalle: desde la elección de los platos hasta la calidez del servicio, que es ¡un equipo fuera de serie! Diana cree que el lujo verdadero no está en lo ostentoso, sino en lo genuino, en el respeto por el origen y en la pasión silenciosa con la que se trabaja cada día.

Lo mejor de todo es que, pese a los reflectores que la acompañan, Diana mantiene su norte muy claro: su inspiración sigue siendo el campo, la cocina de sus abuelos, las ferias del pueblo, la charla con los campesinos que le enseñan sobre sus cosechas, y la compañía de un equipo que crece a su lado con el paso de los años. Esa conexión profunda con su tierra es lo que le permite crear desde un lugar honesto, emocional y tremendamente poderoso.

Visitar Cerón es descubrir cómo un plato puede contener el alma de un territorio. Es sentarse a la mesa y sentir que, entre bocados, se descifran los secretos del paisaje, el espíritu de su gente y la fuerza de sus tradiciones. Diana Cerón no solo ha logrado poner en el mapa gastronómico a Armenia y al Quindío, sino que ha demostrado que la cocina es un acto de resistencia cultural, una manera de decir: “Esto somos y esto queremos seguir siendo”. Y para quienes tenemos la fortuna de sentarnos en su mesa, esa certeza se convierte en un privilegio.

Con el espíritu llenito después de visitarlo, hoy puedo decir: “¡Quindío, corazón mío!”.

Último hervor: El fin de semana pasado se congregaron en Roma más de 200.000 jóvenes para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en el marco del Jubileo, ambos legados del Papa Francisco, quien estaba siendo despedido oficialmente no muy lejos de ahí. Con mucha alegría, conocimiento y espíritu altruista, estos jóvenes no solo compartieron con el mundo una visión de sociedad más incluyente y respetuosa, sino que abrieron el camino a nuevas conversaciones donde la posibilidad de volverlos agentes de cambio fue el punto más importante de la reflexión.

@madamepapita

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Martha Ramirez(69929)02 de mayo de 2025 - 12:33 p. m.
Felicitaciones a Ceron!!
David Valencia Cuellar(0vhxw)02 de mayo de 2025 - 11:31 a. m.
Madame Papita todas tus columnas son humanamente preciosas.... Arriba la Ceron.....
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