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La creación como acto infinito de cocina

Madame Papita

08 de agosto de 2025 - 12:00 a. m.

Siete días bastaron para crear todo lo que nos rodea. Siete días tiene cada semana para generar procesos grandes y desafiantes. Con siete notas se pueden crear canciones que conmueven a millones. Incluso, un expresidente, haciendo un listado similar, recordó que los enanos de Blancanieves también eran siete. Es el siete un número que, culturalmente, tiene una carga simbólica, trascendente y hasta de suerte. Principio, fin, perfección, complementariedad, y lo que hemos entendido en nuestra educación básica, la perfección de un espacio divino.

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“Antes del alimento, hubo palabra. Antes del fuego, silencio”. Y antes de sentarse a la mesa, alguien creó una historia. En @labeautifulcocinainusual, ese relato cobra vida, o más bien se sirve, en siete tiempos que no llenan platos, sino almas. “Los siete días de la creación - La mesa del origen” será el próximo menú infinito de este restaurante manizaleño, dirigido por Jorge Jiménez, más conocido como George, a quien la figura de chef le queda corta: él es un narrador que cocina, un artista que sirve metáforas, un creador que transforma lo cotidiano en sagrado, en un espacio donde el tiempo se detiene y la experiencia transforma.

Este menú es más que una secuencia de platos. Es un viaje poético, sensorial y simbólico que interpreta el Génesis, pero lo resignifica desde un lugar donde la espiritualidad no excluye, sino que invita a contemplar, agradecer y recordar que cada alimento también es origen, raíz e historia.

Aquí no hay recetas replicadas ni sabores de moda. Cada plato tiene una intención, una historia y una influencia, que pasan por Colombia, Latinoamérica, Europa, Asia…. Una mezcla que recrea lo que somos como planeta, como sociedad, como vecinos. La luz y la oscuridad, el agua y la tierra, las semillas, los astros, los peces, el barro, el descanso. Todo se convierte en metáfora comestible, un recordatorio de lo importante que es mantenerse creando y reconstruyendo para lograr un cambio constante y significativo.

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Porque la cocina también crea. Crea vínculos, memoria, comunidad. Crea con lo que hay, con lo que sobra, con lo que crece. Crea belleza desde el error, abundancia desde la escasez, consuelo desde la ausencia, crea una historia gastronómica poderosa. En un país donde muchas veces se come por obligación y no por elección, donde el hambre es tema olvidado en las agendas públicas, hablar de creación desde la cocina es también hablar de resistencia.

La Beautiful lleva nueve años resistiendo con belleza, mezclando culturas a través de las historias. Su propuesta no solo es estética; es ética, demostrando que la cocina también puede ser un escenario para la transformación social y ambiental, como lo dice su propósito: “Embellecer a través de la cocina”. Se puede servir arte sin pretensión, y que se puede hablar de fe sin caer en el dogma.

Este menú conmueve, porque no se trata solo de comer, sino de volver al origen, al silencio, a la intención de alimentarnos. En un mundo donde todo se acelera, este restaurante propone detenerse. Cerrar los ojos. Sentir la textura de una historia servida. En el fondo, eso es crear: hacer visible lo invisible, darle forma a lo intangible, como en El Principito. Recordar que, antes de cualquier técnica culinaria, hubo intuición, fuego, manos, y una necesidad de compartir.

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George lo entiende y lo encarna. En La Beautiful la cocina sana, enseña y permite entrar en una comunicación directa con la fe. La comida no se sirve para impresionar, sino para conmover. “El día más silencioso y el más profundo”, dice el séptimo plato, “no es para saciar el hambre, sino para cerrar los ojos mientras se come”. No hay mejor resumen para esta experiencia: una comunión comestible, un amén del menú.

La creación no es solo un acto divino: es también humano, cotidiano, humilde. Pasa en la cocina de una abuela, en el mercado de un pueblo, en las manos que lavan cilantro, en el fuego que enciende los fogones de la vida. Pasa, también, en Manizales, en una mesa que nos recuerda que lo sagrado puede estar en lo simple. Y mientras haya quien cocine con conciencia, belleza y amor, como George y su equipo, la creación seguirá ocurriendo. Plato a plato. Día a día.

Último hervor: Se levantó el paro arrocero y deseo, de corazón, que los acuerdos se cumplan, para que el sector crezca con condiciones más justas. Sin embargo, lo que ocurre en Boyacá, lo que pasó en La Calera y lo que seguirá ocurriendo evidencia que los paros parecen el único mecanismo para obtener atención ante promesas incumplidas. Boyacá enfrenta escasez de alimentos, alzas desmedidas en precios, movilidad limitada y un transporte golpeado; en La Calera, fue la única forma de lograr que el alcalde escuchara a su comunidad. ¿El costo? Trabajadores que no llegan a sus empleos, citas médicas pérdidas, clases suspendidas. En Colombia, el diálogo se ha extinguido y las vías de hecho se imponen como único camino de negociación. ¿Hasta cuándo?

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@MadamePapita

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