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“Ayer me pedí que me enviaran una señal, para saber si íbamos en el camino correcto. Hoy, al escoger el cuento para mis hijos (…)”. Abuelita cuéntame un cuento.
Hace unas semanas conocí a un emprendedor colombovenezolano, mejor dicho, venezolano al 100 % pero más colombiano que muchos de nosotros. Su negocio, @bachacafoods, es el resultado de algo que me apasiona: recetas de familia estandarizadas y llevadas al mercado y por el mundo, con sello de producto colombiano. Por obvias razones, no hace falta profundizar mucho en cómo llegó este consultor en proyectos al país o por qué decidió emprender con recetas venezolanas, gracias al cumpleaños de uno de sus hijos.
Es una historia conocida: cocinero que se respete hace la comida de las fiestas familiares. En este caso, no eran sino 100 los invitados: los niños de dos cursos de colegio, sus papás y familia. La mayoría de ellos, luego de probar las salsas de la casa, pedían que les empacaran algo de lo que quedaba. Así les nació a José López y a su hermano Carlos la idea de producir en masa las salsas, y agregar uno que otro producto de las recetas familiares. Se pusieron en la tarea de estandarizar, armar producción y llenar el corazón colombiano de sabor.
Esta tradición de familia, que pasó de manos de la abuela a sus nietos y de ahí en adelante a todos los que de alguna forma hacemos parte de Bachaca, tiene un nombre que de verdad necesita explicación. Esta extraña palabra, que para algunos nos suena a mezcla de baile apretado y una palabra mal deletreada, en realidad es una definición que hace referencia a una hormiga roja y grande que pica, algo tan popular en Venezuela como nuestra hormiga culona.
Bachaca, la primera generación de emprendedores de esta familia, hoy puede decir que su apuesta les salió muy bien, pues están poniéndole picante al mercado de las salsas y llevándose la corona de los tequeños congelados. A esto le suman ahora un nuevo producto estrella: los “cachitos”, que para esta época se consiguen también con relleno de pan de jamón. Más que andar mezclando vainas, en este negocio son magos en estandarizar y mantener vivas las tradiciones. No hay producto que no tenga un sabor fuerte y muy definido, y sus congelados funcionan perfectamente en casa.
Los López se definen como un catalizador de ideas y proyectos de cocina. José define el emprendimiento como una plataforma de negocios donde comprar directamente a sus proveedores garantiza la calidad de sus insumos. Esta manera de unir productos, servicios y regalar café es su manera de consolidar mercados en cadenas, crecer en su tienda e internacionalizarse, ya que ahora entran al mercado norteamericano con sus salsas.
Pocas veces escucha uno de un gerente de negocio de alimentos decir que tiene un propósito social: mantener vivo el mercado y seguir creciendo, para crecer con sus proveedores. Siempre habla en positivo de las señales de la vida más que de las del mercado mismo y cree profundamente que su abuela, en un libro que escribió para sus hijos y familia, dejó claro que lo fundamental es escuchar los mensajes que le ponen corazón a esta empresa. Abuelita cuéntame un cuento es la recopilación de cuentos, enseñanzas y herramientas para la familia que, con el paso generacional, le demuestran a José y Carlos que hay que trabajar como hormigas, invertir en el campo y sus productores, y no desfallecer ante la adversidad.
Ellos tienen claro que el sueño que empezó en ese cumpleaños, que era tener la mejor salsa picante, implica un esfuerzo sobrenatural en medio del estado de la economía actual. Por fortuna, con calidad, servicio y un buen café en la tienda, que de verdad es regalado, el camino se ve mucho mejor. Aquí hay un emprendimiento como pocos, que empezó con $217.000 y ahora sigue siendo un venezolano de corazón y un constructor de nuestra marca país, que sueña con llegar a grandes mercados.
Último hervor: Diciembre con su alegría, fiestas y desmedidas celebraciones deja ya una cifra superior a 50 quemados por pólvora. Estamos pasando por la primera semana y lo que nos resta no pinta nada bien. No aprendemos y poco nos importa la salud. Una persona quemada no solo estará afectada por el resto de su vida, sino que, de una forma directa, termina afectando a toda su familia, incluidos los animales. La mezcla alcohol y pólvora siempre sale mal, algo similar a lo de tomar y manejar. Es un llamado a la cordura, a cuidar a los menores y a buscar una manera de celebrar un poco menos salvaje.
