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Renacimiento

Madame Papita
13 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.
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En el sector de la gastronomía, renacer, más que un proceso, es un desafío constante ya que, entre la moda y las nuevas exigencias dietarías, mantenerse vigente es cada vez más difícil. Y no hablemos de abrir algo nuevo, pues esa sí que es tarea de titanes, entre procesos, productos y concepto. Estas dificultades me hicieron repasar las recomendaciones compartidas en este espacio en los últimos años y, con algo de dolor en el corazón, ratifiqué algo que temía: son muchos los lugares que desaparecieron después de la pandemia.

Tomo ese momento histórico como referente pues hace poco en un desayuno conocí a dos emprendedoras que sobrevivieron a ese periodo. Ellas me contaron que tuvieron que cambiar sus experiencias y sus productos, y acomodarse a seguir viviendo con sus recetas insignia. Me llenó mucho ver cómo hablaron de sus días oscuros, de la imposibilidad de atender sus clientes y de esa convicción con la que siguieron trabajando día a día.

Será convicción, determinación o fe la que tienen los cocineros en este país, no sé. Pero de lo que sí estoy segura es que este es un gremio que trabaja en un entorno donde lo primordial ha sido mantenerse abiertos, invertir en su talento y seguir preservando los tesoros de nuestra cocina nacional. Esas recetas que se heredan, las que pasan de generación en generación y hacen parte de lo que nos pertenece y nos hace más colombianos.

Lo cierto es que ese espíritu, en realidad, no es un atributo solo de nosotros los que trabajamos en cocina. Es algo que muchos colombianos tienen y que algunos han desarrollado en niveles mayores. No podemos olvidar las grandes tragedias naturales que han impulsado a pueblos enteros a unirse y trabajar por levantarse, y ni qué decir de los campesinos que, tras cada temporada de invierno o verano, siguen cultivando la papita que tanto nos gusta. También está el ejemplo de los talentos de cada área, que deciden medírsele a la loca historia de ser emprendedor. Lo cierto es que a los colombianos algo extra nos corre por las venas, porque el trabajo, el rebusque y la colaboración nos destaca en muchos casos. Aunque, claro está, también hay otros de los que no vale la pena hablar.

Parezco dando ideas para un 20 de julio, pero creo que es cierto que los peores promotores de nosotros mismos son nuestros vecinos, esos que se quejan de todo, donde no hay lista que alcance ni cuerpo que lo resista. Cuando uno oye a los turistas contar las historias de sus visitas a Colombia, muchas veces piensa: ¿será que visitó el mismo país en el que yo vivo? Claro que sí, si es el mismo, pero con unos ojos más agradecidos, menos inquisidores, que se dejan sorprender y que reconocen y apoyan los productos, lugares y planes que visitan.

En el afán de hacernos la zancadilla, de ser el vivo del curso o el amigo “enclosetado” para el que todo es una obligación, estamos desperdiciando oportunidades de crecer como país, como industria y como destino turístico. Nada es fácil en ninguna industria, pero la oportunidad de renacer y seguir construyendo es un día a día en cualquier cocina. Siempre existirá la posibilidad de generar una cadena de valor agregado donde el más importante de los servicios sea un favor hecho con diligencia, un reconocimiento al buen trabajo o una recomendación para volver a levantar la cabeza y confiar.

Último hervor: El coletazo del paro se alcanzó a sentir al inicio de la semana. Mercados con anaqueles desocupados, la plaza aún a medias y los precios altos. Se regularizó, pero nos dejó las alarmas puestas en un punto primordial: el derecho a la libre movilidad de alimentos, medicamentos y demás productos que necesitamos para nuestra vida diaria. Vimos animales muertos, cosechas tiradas en la vida y pérdidas significativas. Es algo que no se puede permitir.

Sigue siendo un gran error jugar con la comida de los colombianos y con el campo en general, pues es un sector en el que las horas hacen la diferencia. Manifestarse es válido, pero es posible sin tener que afectar el campo, los productores, y en general la alimentación y la salud de los colombianos. Es un juego macabro donde todo NO vale.

@MadamePapita

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Heliodoro(58669)13 de septiembre de 2024 - 02:33 p. m.
Tema de gastronomía. Tema muy serio que UD aborda. Tema poco conocido acá. Tomado a la ligera siendo tema Universal. Me gustó la crítica a los egoístas del paro camionero que perjudicaron en sagrado consumo alimenticio. Un fraterno saludo.
Manuel(21794)13 de septiembre de 2024 - 02:08 p. m.
No comparto la idea de que en general alguien inicie un emprendimiento con la idea altruista de hacer país,lo que se nota es que se busca válidamente el beneficio propio en primer lugar.
Martha(69929)13 de septiembre de 2024 - 12:20 p. m.
Empecemos por el paro,fue paro patronal!! De los que no quieren nada regalado..Lis restaurantes ,la verdad, Bogotá se ha llenado de un montón con precios altísimos...y poco son buenos, así que no es sólo la situación externa al restaurante,es que también quieren hacerse millonarios en un mes y así no se puede!
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