Dentro del Festival de Teatro, el grupo danés Republique, junto con los músicos del conjunto The Tiger Lillies, presentaron una curiosa obra, basada en el Hamlet shakesperiano, con resultados de gran interés.
Lo que ellos hicieron fue tomar una serie de escenas de la obra teatral, unirlas con una serie de canciones de la autoría e interpretadas por Martyn Jacques, acompañado por batería y bajo, mientras él tocaba acordeón y piano, y mostrar así una especie de versión resumida de Hamlet. Cinco actores participaron en esta presentación y mostraron algunas de las escenas culminantes de la obra, entre ellas el infaltable soliloquio “Ser o no ser”; la diatriba en que Hamlet sugiere a Ofelia que vaya a un convento o a un lupanar, según afirman los expertos que quiso en realidad decir el Príncipe y desde luego la escena final en que mueren casi todos los protagonistas y que culmina con la frase “El resto es silencio”. No omiten el viaje a Inglaterra con Rozenkrans y Guildenstern ni las apariciones del fantasma paterno. Otras escenas grandes del drama como la del cementerio donde Hamlet contempla los restos de Yorick, el bufón; la conmovedora despedida al protagonista muerto que comienza con “Buenas noches, dulce príncipe” y en especial los consejos de Hamlet a los cómicos, una lección de teatro que todo actor debería conocer, todo eso es omitido y aún así lo que se presenta dura casi tres horas. En cambio hubo algunos agregados que no están en la obra original y que aparentemente se originaron en versiones anteriores del drama.
Hay que decir que el interesante concepto, donde la base shakesperiana sirve para hacer comentarios bastante pesimistas sobre la vida en las canciones de Jacques, logra una noche teatral de valor. Se usan los métodos de Brecht del alejamiento para avanzar lo presentado y la obra no decae en ningún momento. No cabe duda de que a este resultado ayuda un grupo de actores y de músicos de alta calidad, además de una dirección escénica imaginativa. Ella tuvo el acierto de decir que no se trataba de la obra de Shakespeare, sino de algo basado en esta y en el fondo es un análisis bien hecho de lo que hay en el fondo de Hamlet, príncipe de Dinamarca. Desde luego, muchos no estarán de acuerdo con la pesimista conclusión a que llegan los intérpretes, pero hay que decir que ella es presentada de manera bastante elocuente. Logran al final algo que además de entretener hace pensar y esto ciertamente no es demasiado común.
Lo que es curioso es que aunque el público estuvo evidentemente compenetrado con lo que pasaba, no lo manifestó con el entusiasmo que ciertamente esta presentación merecía. El hecho de que fuera un grupo danés el que interpretara la Dinamarca imaginada por Shakespeare, le dio cierto valor adicional a lo representado.
