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La presentación en el Teatro Santo Domingo de la Orquesta Academia de Viena, bajo la dirección de Martin Haselböck, quienes en cinco conciertos tocaron la integral de las sinfonías de Beethoven en instrumentos de la época, sirve para revivir la discusión que viene teniendo lugar desde hace más o menos medio siglo, sobre si interpretar en esos instrumentos sigue o no con más autenticidad las intenciones de los compositores.
Para explicar de qué se trata, el uso de los instrumentos antiguos implica no usar los desarrollos que hubo en ellos después de la época de los músicos. Por ejemplo, las trompas no tienen válvulas, los instrumentos de cuerda usan cuerdas de tripa y no metálicas y son muchos menos que los que hay en orquesta modernas, y además no se hace casi uso del vibrato, que, sorprendentemente, es invención romántica. El resultado es un sonido diferente, de menor volumen y donde los vientos tienen más protagonismo. La realidad es que oír la orquesta vienesa es una experiencia diferente, pero es igualmente cierto que, como lo atestiguan muchos que lo conocieron, Beethoven siempre se quejaba de lo insuficiente de los recursos que tenía y experimentaba con avidez los desarrollos existentes. Personalmente, en el caso de la música de Beethoven (tal vez con música barroca el cantar sea otro) prefiero el sonido de las orquestas modernas, que reflejan más adecuadamente el poderío indudable de la música beethoveniana. El argumento de que así era como Beethoven oía sus creaciones no tiene validez, porque olvidan la sordera de Beethoven, y él no oía sino que imaginaba sus creaciones.
Es curioso que en los ciclos que hemos oído últimamente programen las sinfonías en pares contiguos, cuando sería más variado que programaran con contrastes entre las diversas épocas de composición, por ejemplo, parear la Primera con la Coral y la Octava con la Séptima, y así sucesivamente. No sólo sería más atractivo sino que el ciclo se podría hacer en cuatro y no en cinco conciertos, con programas un poco más largos.
De todas formas, fue interesante oír a Beethoven con instrumentos de la época, y las versiones que nos dio el grupo vienés fueron acertadas. Y desde luego, escuchar a Beethoven de cualquier manera siempre es algo bienvenido. Pero si se van a catalogar esas presentaciones, sería más dentro de lo didáctico musicalmente que de otra manera.
