Es una lástima que muchos de los medios que dieron cuenta de la muerte del distinguido violinista colombiano Carlos Villa hubieran hecho énfasis en su participación en unas grabaciones del conjunto de los Beatles y por eso dejaron de lado muchas de sus variadas y más importantes contribuciones musicales. Villa fue discípulo de notables artistas, como Menuhin y Schneider. Eso le permitió quedar a la altura de otros violinistas colombianos que hicieron destacadas carreras. No hay que olvidar que el ilustre compositor nacional Guillermo Uribe Holguín una vez me dijo que él hubiera preferido haber seguido la carrera de violinista que la de compositor, y de hecho un hermoso óleo de Eugenio de la Zerda lo muestra con violín en mano. Eso comprueba que Colombia ha sido cuna de muy buenos violinistas entres quienes se destacó Villa.
Hay que mencionar que el gran director Otto Klemperer lo escogió para ser el concertino de la Orquesta Nueva Filarmonía, en sus tiempos una de las más importantes del mundo, y que además participó como músico en varias películas, como la biografía del rey del vals, Johann Strauss, llamada como otra de Duvivier, El gran vals (aunque esta fue con Horst Buchholz); Berlín Blues, al lado de Lalo Schiffrin, y Duelo a muerte y Los diablos del mar.
Pese a sus éxitos y a la carrera internacional que fácilmente hubiera podido hacer, decidió volver a Colombia y comenzó una labor didáctica y artística de mérito. Ella culminó con la organización de la Orquesta Juvenil de la Filarmónica de Bogotá, una iniciativa de grandes repercusiones. Fue Villa actor inocente en una diferencia entre quien era en ese entonces directora de Colcultura, Gloria Zea, y un clavecinista colombiano. Ella había anunciado la importante noticia de que Villa tocaría en varias partes del país el ciclo de sonatas para violín y clavecín de Bach, pero el clavecinista, en vista de que sus pretensiones económicas no se las habían aceptado, hizo un escándalo, dijo que la noticia no era cierta y eso acabó con la amistad entre los dos personajes, sin que el violinista supiera qué había pasado.
El país ha perdido, entonces, un artista importante, un personaje cuyas iniciativas y logros en Colombia sin duda dejan una estela de gran significado para nuestro futuro artístico. Villa tenía una personalidad cálida y una generosidad artística notable, y eso hace que su temprana partida creará un vacío que será difícil de llenar.
