CIEN MIL NIÑOS AL TEATRO MAYOR

Uno de los más fructíferos programas creados por instituciones culturales de la capital es el llamado Cien Mil Niños al Mayor, que cumple en estos días su primer decenio de haber sido iniciado y que ha logrado el milagro de acercar no a cien mil, sino casi a medio millón de niños de 600 instituciones educativas a las artes escénicas, la música y el ballet. Este aniversario debe llenar de satisfacción a todos aquellos que creemos que enfrentar desde su infancia a los seres humanos, les da una nueva perspectiva de vida, que servirá para siempre.

Un recuerdo personal para confirmar lo dicho. Mis padres me llevaron cuando yo era una criatura a los conciertos que en ese lejano entonces hacía la Sinfónica, con el inolvidable Guillermo Espinosa a su frente. Había programas especiales para niños, concursos y se buscaba la participación activa del público infantil en lo que estaba sucediendo. Recuerdo todavía conciertos con la Sinfonía de los Juguetes, que en esa época atribuían a Haydn y una representación de “El retablo de maese Pedro” de Manuel de Falla, hecha con hermosos títeres creados por Hena Rodríguez y con participación de Bernardo Romero Lozano en el papel cantante de Don Quijote.. Experiencias como estas dejaron huella indeleble en mi vida y me abrieron perspectivas que aún, después de todos esos años, llena de satisfacción mi quehacer.

Eso es lo que está haciendo el programa de los niños al Teatro Mayor, quienes pueden descubrir, como acertadamente dicen, los lenguajes de la creación. Citan unas estadísticas impresionantes. Se han presentado 291 funciones de 75 espectáculos artísticos entre ellos de los más selectos de la excelente programación del Teatro Santo Domingo., todos ellos acompañados de material didáctico y además haciéndose cargo del transporte de los niños. La respuesta de estos ha sido notable y muchos piden la posibilidad de volver nuevamente a otras presentaciones, lo cual atestigua el interés despertado.

No cabe duda que todo lo que se hace para crear nuevos públicos, y además presentar a quienes aún están en desarrollo las maravillas de las artes, asegura el futuro de la cultura. Cuando se eliminaron de los pénsumes educativos las cátedras de música y de artes, quedó un enorme vacío en la población escolar y son iniciativas como estas que se comentan las que reemplazan ese vacío educativo que dejaron los extraños cambios mencionados. Ojalá hubiera muchos más eventos dirigidos a los niños como este, ya que así se asegura el futuro de la cultura en el país.