La Cámara Colombiana del Libro, una entidad que agrupa editores y libreros, hizo una interesante investigación, de la cual resulta que el número de lectores de libros impresos ha ido aumentando, no en cantidades abrumadoras, pero sí de manera que se puede ser optimista ante esos profetas del desastre que auguran que los medios impresos, en especial los libros, tienen tendencia a desaparecer. No solo eso, sino que esa investigación arrojó como resultados que una inmensa mayoría de las personas que usan libros leen por placer, que es como debe ser. Solo una tercera parte de los encuestados informaron que usan los libros para estudio, cifra que es notable si se tiene en cuenta que es en esta rama donde más piratería existe.
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Hablando de piratería, la investigación no mostró cuantos de los libros mencionados son ediciones piratas, los cuales, a juzgar por las cifras que da la misma Cámara del Libro de ediciones piratas confiscadas, deben ser impresionantes. Lo cierto es que se está haciendo una buena labor para combatir este flagelo, a juzgar por las informaciones sobre la guerra a la piratería.
Una estadística interesante de este estudio es que los usuarios de libros impresos los compran en su gran mayoría en librerías y esto también es alentador para quienes han escuchado los vaticinios de que también las librerías desaparecerán. De hecho, hoy hay más librerías en el país de las que existían hace cinco años.
Hubiera sido interesante que el estudio mostrara cuántos de los libros adquiridos son de cual género, es decir libros infantiles, novelas, autosuperación y otros temas, lo cual indicaría la clase de lectores que hay en el país. De todos modos, en medio de tanta mala noticia, la del aumento del consumo de libros da margen para el optimismo.