Es del mayor interés la programación anunciada por Cine Colombia de presentaciones en video de hechos culturales de diferentes lugares del mundo. Ya habían experimentado con las trasmisiones de Ópera Metropolitana de Nueva York, que han tenido una respuesta impresionante del público y que fueron las pioneras.
Siguieron versiones de los ballets que se montan en el Bolshói de Moscú, uno de los grandes centros de danza clásica que existen en nuestros días. El futuro inmediato promete presentaciones de montajes del Teatro Nacional de Londres, que comienzan este mes y que mostrarán un repertorio variado, aunque personalmente creo que es un tanto irregular. Al lado de una de las inmensas obras del teatro griego, Medea; de un drama básico del teatro contemporáneo, Un tranvía llamado deseo, de Williams, y de una pieza perfecta, así la presenten muy poco, Sobre ratones y hombres, de Steinbeck, harán también un misterioso Frankenstein que quién sabe cómo funcione en teatro, además en competencia con la inolvidable película de Boris Karloff. Pero hay que dar gracias por lo que sí se tiene y esa serie de presentaciones, subtitulada en español, será sin duda una lección de arte escénico. Quizá muchos de los actores que tratan de hacer teatro entre nosotros podrán apreciar que un gran intérprete tiene una técnica que permite proyectar la voz al público y enunciar, para que se entienda lo que se dice, y no lo que pasa en muchas versiones escénicas en nuestro medio, donde a los intérpretes pareciera que no les importa que la audiencia capte lo que dicen.
Desde el punto de vista de las artes plásticas habrá una serie de documentales sobre pintores famosos, como Van Gogh y Rembrandt, filmados en los museos donde reposan sus obras, y una esperada exposición del Museo Británico hecha alrededor de los vikingos y que ha creado gran expectativa.
Ellas llegan en un momento oportuno, ya que muchas de las cadenas de cable han decidido descontinuar los canales culturales, que eran la gran promesa con la cual se autorizó inicialmente el cable televisivo entre nosotros y que, al igual que transmisiones sin publicidad, que también eran parte de la mencionada promesa, han sido la falla de ese sistema que ha dejado de interesar a quienes seguimos la cultura.
Bienvenida pues esta excelente iniciativa, y es de esperar que el público responda a ella como lo ha hecho con las transmisiones de la ópera neoyorquina, ya que ellas son un oasis de cultura. El único lunar que se ha encontrado es la hora cruel a la que hacen esas presentaciones, apenas acabada la mañana, lo cual ha alejado a algunos aficionados. Qué bueno sería que, ya que se hacen diferidos, fueran con un horario más cómodo, por la tarde o la noche.