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Del repertorio teatral

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Manuel Drezner
28 de febrero de 2013 - 10:00 p. m.
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En el Teatro Santo Domingo el conjunto del Teatro Libre que dirige Ricardo Camacho revive su versión de Marat/Sade, manera como se resume el larguísimo nombre que Peter Weiss dio a una obra que ha entrado con sobra de razones a ser uno de los pilares del teatro contemporáneo.

En su oportunidad se publicó una nota elogiando este montaje y por eso vale la pena recomendarlo de nuevo, ya que la obra es excelente, y lo que hizo Camacho, de gran mérito. En esa ocasión, dentro de lo que escribí se incluía el siguiente párrafo:

“... Pero lo importante es que aparte de las bondades de este montaje, él muestra lo importante que es no abandonar la línea del teatro tradicional y lo que han logrado con esta presentación de Marat/Sade es un importante aporte a los movimientos teatrales colombianos...”.

Vale la pena insistir sobre lo dicho, ya que a pesar de que en Bogotá hay más de cuarenta grupos teatrales en actividad permanente (y bastante anónima, debe decirse, por que no existe en ningún sitio una cartelera que anuncie las numerosas presentaciones que hay), la mayor parte de esos grupos se dedica a un repertorio que es o de comedias ligeras, con mucho sexo, o dramonones sobre la pobre situación de algunas clases sociales, o algo así. Pero es notable que la oportunidad de ver las grandes obras del teatro universal, ya sea el contemporáneo o el clásico, no abunden, con el resultado de que el público no tiene acceso a la gigante herencia teatral que es parte de la cultura. Las obras de Lope y Calderón, las de Shakespeare, las de Valle-Inclán, las de García Lorca y las de tantos otros grandes dramaturgos, sólo ocasionalmente llegan a las carteleras capitalinas y el resultado es que el público ignora los grandes logros del teatro de ayer. Esta situación lo que ocasiona es que, al no haber educación teatral, muchas personas simplemente no van a teatro porque no saben de qué se trata ni de las inmensas satisfacciones que se derivan de ver un gran montaje escénico.

Es por eso bueno que quienes están haciendo teatro entre nosotros caigan en cuenta de que están perdiendo una gran oportunidad de ofrecer al público obras importantes y de extender su repertorio para incluir piezas que son básicas dentro de la herencia cultural de la humanidad.

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