Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

El aplauso en los conciertos

Manuel Drezner

02 de mayo de 2018 - 10:00 p. m.

Un amable lector y amigo de la columna me ha escrito a propósito de la etiqueta para aplaudir en conciertos. La duda del colaborador es sobre el aplauso entre movimientos. Se acepta que cuando hay una obra en varios movimientos, tal como una sinfonía o una sonata, solo se aplaude al final de la obra y no entre cada una de sus partes. De hecho, dice el amigo, ni el intérprete agradece esos aplausos con la habitual reverencia y muchos espectadores chistan a quien se atrevió a ese aplauso extemporáneo. Esto no sucede en óperas donde es aceptable aplaudir al final de una aria y la intriga del amigo es saber cuál es la diferencia. La realidad es que todo es cuestión de costumbre. La historia de la música nos habla de muchas ocasiones cuando las obras eran aplaudidas vehementemente al final de cada movimiento y de otras cuando ni siquiera se tocaba la obra completa, sino solo un movimiento de ella, y esta era aplaudida. Desde luego, la razón básica por la cual se impuso el aplauso solo al final y no entre movimientos fue la de considerar que una sinfonía, por ejemplo, es algo integral y que aplaudir en la mitad, resta la continuidad que imaginó el compositor. Hay otras personas en el público cuyo entusiasmo es tal que al final de la obra la premian con un aplauso de pie, que en otros tiempos se reservaba solo para algo muy excepcional. Para esa gente, todo parece excepcional e invariablemente se paran para aplaudir. (No quiero ser tan cruel de creer que la razón por la cual se paran es para poder escaparse de la sala lo antes posible). Por otra parte, hay quienes consideran que el aplauso no debería existir, puesto que este usualmente rompe la experiencia artística que se ha tenido, pero estos son la minoría.

PUBLICIDAD

Lo cierto es que todo lo descrito es cuestión de tradición y costumbre y la manera de aplaudir en últimas no significa nada, pues el aplauso normalmente no es para la obra, sino para el intérprete y quizá esta sea en últimas la explicación del veto al aplauso entre movimientos. Eso igualmente explica la otra duda del colaborador sobre el aplauso después de arias operáticas, donde definitivamente quien es premiado es el cantante de turno.

Read more!

El aplauso debe considerarse como un premio del público, y por eso ha existido esa tradición. Ello no sucedía cuando las obras se presentaban en los salones de la nobleza, muchas veces como música de fondo, como sucedía con las sinfonías de Haydn. En ese tiempo el premio al músico si acaso era una felicitación del noble o monarca de turno y el músico se daba por bien servido si recibía su compensación no con palmas sino con el pago oportuno de su sueldo. De manera que la conclusión es que lo importante es la música y el aplauso a ella solamente debería existir cuando el intérprete ha creado para el que asiste al concierto una respuesta emocional adecuada a lo que se tocó.

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.