El arte de Jordi Savall

Jordi Savall, con su conjunto Le Concert des Nations, nuevamente nos visitó para un concierto en el Teatro Santo Domingo, dedicado a la música festiva de las cortes de los reyes franceses llamados Luis del XIII al XVI. Es música amable, de gran belleza pero al mismo tiempo de poca trascendencia, ya que en realidad se trataba de una especie de música de fondo para las fiestas en Versalles, algo así como el Muzak de esos tiempos. Las versiones del grupo de Savall son de gran variedad y sumamente agradables, o sea que transmite las ideas que seguramente tenían los compositores al crear esa música. Lo que más sorprende es la profundidad y versatilidad de las interpretaciones, que fueron aplaudidas con entusiasmo por el público que llenaba la sala. Hubo variedad de instrumentaciones y mostró que esa música tiene grandes poderes expresivos.

Uno queda prendado de la versatilidad y profundidad de Jordi Savall, ya que su trayectoria es admirable. Al frente de sus diferentes conjuntos ha resucitado y divulgado muchas de las glorias de la música de la antigüedad. En sus visitas, Savall da un ejemplo de renovación continua y siempre presenta un repertorio desconocido con frescura y sin la aridez que ocasionalmente algunos intérpretes despistados dan a la música antigua. Ese es un logro que pone muy en alto el arte de Jordi Savall, uno de los intérpretes máximos del repertorio que ha escogido. Uno sabe que un concierto suyo es garantía de alta calidad musical y logra el milagro mencionado de la renovación continua sin hacer concesiones. Ojalá en el mundo hubiera muchos más artistas como Savall. En todas sus visitas, sus conciertos son uno de los pináculos de cualquier temporada musical y el que se comenta no fue excepción.