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El arte de los cavernícolas

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Manuel Drezner
01 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
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En muchas cuevas del mundo han aparecido pinturas que se remontan a decenas de miles de años, hechas por nuestros antepasados cavernícolas.

Ellas aparecieron por primera vez en el período paleolítico de la Edad de Piedra y hay ejemplos admirados mundialmente como las cuevas de Lascaux, en Francia, y las de Altamira, en España.

Tanto ha sido la admiración, que han tenido que ser cerradas a los turistas, cuyas visitas estaban dañando esas pinturas de gran importancia para la historia de la humanidad, ya que muestra que el hombre primitivo era consciente de que podía representar en imágenes lo que estaba a su alrededor.

La diferencia con las formas de arte más cercanas a nosotros es que esas pinturas antiguas no cumplían un propósito estético, sino que eran probablemente invocaciones religiosas para ayudar en la cacería y en el bienestar diario. Las técnicas que usaban estaban basadas en conseguir colores de objetos tan disímiles como las cortezas de los árboles, las yemas de los huevos e incluso sangre de los animales que se representaban.

Pocas veces aparecen figuras humanas, lo cual hace pensar que debía existir alguna especie de temor de representarlas. Lo cierto es que la mayoría de las pinturas rupestres encontradas son de animales, algunos de ellos incluso de especies desconocidas en nuestros días.

Estas pinturas de las cavernas han servido también para mostrar que contra lo que se pensaba en el pasado, a todo lo largo de América se han encontrado también pinturas de las cavernas, lo cual demuestra que las civilizaciones americanas se remontan a más de treinta mil años.

En Colombia hay varios lugares con ejemplos de asombrosas pinturas de las cavernas, que incluyen figuras de guerreros y cazadores, además de animales, y como algo que poco se encuentra en otros lugares arqueológicos, figuras geométricas. El ejemplo más notable en el país es lo que está en el Parque Nacional de Chiribiquete encontrado hace unos 80 años, pero hay otros sitios del país con pinturas de las cavernas, de los cuales el más conocido por los bogotanos son las llamadas Piedras del Tunjo en Facatativá. Estos murales tienen 30 siglos, pero hay también otros en Bolívar, en la zona de San Jacinto; en el Meta, donde están los petroglifos de Angostura, y en la zona del Cañón de Chicamocha, en Santander.

Los anteriores tesoros arqueológicos merecen ser más conocidos de lo que son porque demuestran que entre nosotros hubo civilizaciones importantes, que fueron destruidas por la rapacidad de los conquistadores.

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Julio(2346)01 de diciembre de 2020 - 03:12 p. m.
La retrógrada godarria colombiana tiene sus raíces en la arqueológica era de las cavernas, y talvez por eso los cavernícolas no pintaban seres humanos sino animales, porque existían fuerzas represivas para impedirlo, como los actuales militares reprimen los murales que denuncian los falsos positivos. Para la godarria represiva el arte rebelde es sólo grafiti subversivo.
María(17011)01 de diciembre de 2020 - 02:32 a. m.
Extraordinario también lo que acaban de descubrir el año pasado cerca a Chiribiquete. Hay un excelente artículo en The Guardian : Sistine chapel of the ancients´ rock art discovered in remote Amazon forest. No se había visto nada igual a esto.
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