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El arte de los mimos

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Manuel Drezner
20 de diciembre de 2022 - 02:00 a. m.
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El arte y la cultura

Una de las grandes películas de todos los tiempos es Les enfants du paradis, de Marcel Carné, que por mucho tiempo fue considerado como el mejor filme hecho en Francia. Esta figuraba en las listas de mejores producciones cinematográficas, como la que mencioné en nota pasada, en puesto de honor, y es de esas cintas que se pueden ver una y otra vez con agrado y provecho. Como los gustos cambian, y no siempre para bien, en la nueva encuesta en forma injusta desapareció y por eso muchos amantes del cine han protestado. Yo, desde luego, me adhiero a las protestas, ya que esa gran obra es un pilar de la historia del séptimo arte.

Lo interesante de ella es el papel central que tiene el personaje interpretado por Jean-Louis Barrault, el mimo Baptiste que no es imaginario, puesto que tuvo una larga y exitosas carrera como parte de Los Funámbulos, la compañía de mímica creada por él. Era un intérprete de larga tradición, parte de una familia de artistas de circo, de origen checo. Su nombre original era Jan Kaspar Dvorak, pero al instalarse en Francia lo cambió por Jean-Gaspard-Baptiste Deburau, y él fue quien creó una tradición de mimos que ha perdurado hasta nuestros días.

La pantomima parece que se originó en Grecia y era parte de muchos actos religiosos, aunque cuando se exportó a otros países comenzó a ser una forma de entretenimiento. La comedia del arte ayudó mucho a difundir la mímica, pero fue el mencionado Baptiste Deburau quien la llevó a la forma como se conoce en nuestros días, con la característica cara pintada de blanco. El cine mudo, con estrellas como Chaplin y Keaton, ayudó a la creación de muchas escuelas de pantomima, y otro francés, Etiene Decroux la consolidó como arte independiente. Decroux fue el maestro de Marcel Marceau, y este fue quien popularizó el mestier de los mimos con creaciones maestras. El arte de las presentaciones silenciosas mímicas por algún tiempo fue una de las formas más extendidas de presentaciones teatrales, con mimos mostrando su creatividad en las principales urbes. Lamentablemente también hubo algunos mimos callejeros que se dedicaban a imitar y a burlarse de los transeúntes, pero esto lo que hizo fue desprestigiar una forma de arte que merece más respeto.

Hoy parece que el arte de los mimos está en pausa, así en muchas partes artistas aislados hacen presentaciones con la pantomima como base de sus actuaciones. Sin embargo, este intermedio seguramente será fenómeno pasajero, ya que una forma teatral que es tan vital, con seguridad que volverá a estar en el centro de la vida escénica.

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