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Periscopio cultural

Ópera sobre el reloj del juicio final

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Manuel Drezner
31 de julio de 2023 - 02:00 a. m.
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Hace algún tiempo escribí sobre el que llaman reloj del juicio final, una iniciativa de un grupo de científicos atómicos para mostrar en forma dramática qué tan cerca está la humanidad de acabarse por el peligro que representan las guerras atómicas. Ese reloj está a poco minutos de las doce, la hora teórica en que llegará el apocalipsis pero mientras llega ese momento el compositor Ludwig Tiensch ha escrito una ópera sobre el tema, que fue estrenada en un festival de música moderna en Viena. La ópera no tuvo muy buenas críticas y como acaba en un acorde cacofónico en que cada miembro de la orquesta puede tocar las notas que quiera, ni siquiera se sabe si el mal momento llegó. El compositor, dicen, usó el tic-tac de un reloj continuo como fondo rítmico de toda la ópera, un recurso interesante porque agrega algo que ha sido usado, así no fuera en forma tan reiterativa, en muchas obras importantes.

En Boris Godunov, la inmensa ópera de Mussorgsky, hay una escena del reloj donde este acompaña el soliloquio del atormentado zar. Igualmente, en muchas óperas (por ejemplo El trovador) suenan campanas de relojes, en especial en El progreso del libertino, de Stravinsky, donde se crea un suspenso cuando suenan que ya hubiera querido lograr Hitchcock.

Está también la Sinfonía del reloj, obra maestra de Haydn, donde el segundo movimiento incluye un ritmo que recuerda el tic-tac de los relojes. Resulta que un crítico se puso a analizar el tiempo de la sinfonía y llegó a la conclusión de que si Haydn usara su sinfonía para cumplir citas, necesariamente estaría siempre adelantado porque en las versiones promedio de la obra el ritmo hace que en un minuto hubiera entre 75 y 80 segundos. Por otra parte, dice el crítico, si el movimiento se tocara a ritmo de reloj, este seria tan excesivamente lento que sería tedioso si es que puede ser aburrida una creación de Haydn, uno de los más grandes músicos de la historia.

Ya puestos a pensar en relojes que se incluyen en obras musicales, recordé un misterio que hay en la ópera Don Juan, de Mozart, donde el libreto en la escena del cementerio pone al protagonista a mirar el reloj (así figura exactamente en el texto) para decir que todavía no son las dos de la mañana. El misterio es qué clase de reloj puede mirar el seductor caballero. Obviamente no es reloj de pulsera, que fue inventado a principios del siglo XX, ni siquiera reloj de bolsillo que no existía en la época en que transcurre la ópera. Es posible que cerca haya una iglesia con reloj en su torre, pero eso no es claramente definido. Como se ve, ya es hora de que algún musicólogo haga un estudio sobre el uso de relojes en la música, ya que, además de los citados, los ejemplos abundan.

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