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El “Autorretrato” de María Pagés

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Manuel Drezner
27 de marzo de 2015 - 03:51 a. m.
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La trayectoria de la bailarina María Pagés es impresionante e incluye una invitación de Barishnikov a su centro de danza, una de las más activas fuentes de creación coreográfica de nuestros días.

De esa invitación surgió el espectáculo que presentó en el Teatro Santo Domingo, que lleva el elocuente nombre de Autorretrato y que es exactamente eso: una descripción de su vida interior a través del lenguaje del baile flamenco. Eso quiere decir que se usa el flamenco no para expresar emociones, como es lo habitual, sino para mostrar una personalidad y hasta unas convicciones.

Lo anterior hace que el espectáculo tenga un interesante fondo intelectual que uno no asocia habitualmente con ese género y que es confirmado incluso por el uso de poesía de autores como Miguel Hernández (para mí, uno de los grandes poetas de todos los tiempos de le lengua castellana), José Saramago (que incluso es el lector de sus poemas), Antonio Machado y García Lorca, entre otros, o sea, una constelación literaria de lujo. Hay momentos en que la música calla, con excepción de algunos acordes de guitarra, y María Pagés danza al ritmo del poema. En otros momentos, a la guitarra clásica del flamenco se agrega un violín quejumbroso que da dramatismo a la escena. No falta el humor, que no es habitual en este tipo de presentación, como sucede en una agradable escena donde la coreógrafa describe la informalidad de lo que pasa en los camerinos. Ella muestra en esta sección que, además de bailar, es una virtuosa intérprete de la castañuela, que es usada a lo largo del espectáculo con mesura y que ayuda a dar el mentís a los puristas que consideran que la castañuela no debería formar parte del flamenco. Como se ve, se trata de una aproximación novedosa al flamenco tradicional y que el talento de la bailarina y coreógrafa convierte en algo de gran trascendencia y mucho interés.

La compañía, con sus dos cantaores, dos guitarras, percusión de caja y su cuerpo de baile, es de alta calidad y, de hecho, uno de los momentos de mayor atractivo es un “zapateado para ocho” con la participación de todo el conjunto. Quienes busquen el flamenco de los tablaos quizá se desilusionen un poco con la concepción de María Pagés, ya que se trata de una interpretación novedosa del baile, pero nadie puede negar que se trata de un espectáculo no habitual y que deja una impresión de calidad en el espectador. El aplauso del público fue entusiasta y demostró que está listo para recibir conceptos nuevos y diferentes de los espectáculos tradicionales.

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