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La compañía llamada Ballet Universal de Corea inició una temporada, ideada por el Teatro Santo Domingo, de muestras de artistas de ese país (la parte meridional, desde luego) que incluirá además conciertos de música coreana y exhibiciones de artistas coreanos.
El primero de los programas que ofreció el grupo mencionado es un ballet en tres actos llamado Shim Chung y es interesante ver cómo adaptan cuentos folclóricos del país al ballet clásico occidental. Shim Chung es el nombre de la heroína de una historia que forma parte de un género tradicional narrativo llamado pansori, donde un cantante relata los cuentos acompañado por un percusionista. Lamentablemente, aunque hubo cientos de representantes del pansori, hoy día sólo sobrevive media decena de ejemplos, de los cuales el más conocido es el que adaptó la compañía visitante. Es una historia destinada a demostrar lo bello del amor filial y el argumento gira alrededor de un ciego a quien un sacerdote budista ofrece que la vista le volverá si hace una millonaria ofrenda al templo. Como el hombre no tiene esos recursos, la hija, que es la Shim Chung del título, se vende a un capitán de navío que desea hacer un sacrificio a una diosa para que proteja su embarcación. Pero antes del sacrificio la nave es desbaratada por una tormenta y la muchacha es rescatada por el Rey Dragón del Mar. Tanto conmueve a éste la historia de la niña que la deja ir y es nuevamente salvada por nadie menos que el emperador de Corea, que no sólo se enamora de ella sino que, impresionado por el amor filial de la muchacha, la ayuda a localizar a su padre, que aparentemente había sido estafado por el sacerdote, ya que sigue tan ciego como siempre. Pero lo que no hizo la ofrenda lo logra la emoción de recuperar a su hija y no sólo él sino todos los ciegos del imperio vuelven a ver.
Alrededor de este relato tradicional se hizo una coreografía sobre música original que usa los pasos del ballet clásico para narrar la historia. Hay que decir que se trata de una compañía seria, de gran energía, y que sus bailarines tienen una disciplina y técnica ejemplares. No es una obra maestra de la danza, pero sí algo respetable y entretenido, con momentos muy hermosos, como las danzas del primer acto y la apoteosis del final. Cuando muchos han decretado un certificado de defunción para el ballet clásico, ejemplos como este demuestran que es mucho lo que se puede crear en este campo. La universalidad que proclama la compañía en su nombre tendrá una prueba interesante con las presentaciones que hará posteriormente, en donde ya el repertorio es danza no sólo moderna sino de avanzada. Será interesante hacer la comparación y de lo que pase se dará cuenta oportuna.
