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El Ballet de Guadalajara

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Manuel Drezner
21 de noviembre de 2011 - 11:00 p. m.
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Como culminación de un pequeño festival de cultura mexicana se presentó en el Teatro Santo Domingo una notable agrupación, el Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara.

Este conjunto hizo una muestra del riquísimo acervo de danzas y música de algunas de las regiones mexicanas, con un resultado en el que predominaron el sentido estético y el buen gusto. Ya se sabe cómo es de fácil lograr con este tipo de presentaciones muestras que van de lo vulgar al ridículo, pasando por la cursilería, y de eso muy sabiamente se han sabido librar los de Guadalajara.

Lo que ellos hacen, a pesar de ser versiones estilizadas tanto de música como de bailes, siempre está en el terreno de lo fino y ese sería ya un gran logro si no fuera porque además presentan un espectáculo entretenido, agradable e instructivo. Eso de los ballets folclóricos (que parecería una contradicción de términos, ya que el ballet siempre definió una forma muy refinada de danza, muy alejada del pueblo) nació en la Rusia de la primera mitad del siglo pasado y en ese época, el presentar esa adaptación de lo popular al mundo del ballet fue considerado como un gran logro de los regímenes soviéticos. Pero muy pronto se mostró que los rusos no tenían un monopolio en este género, ya que surgieron ballets folclóricos en muchas partes, en especial en México, donde la labor pionera de Amalia Hernández fue una inspiración para muchos.

El Ballet de Guadalajara, sin embargo, no trata de ser histórico (el otro incluía hasta reconstrucciones de danzas indígenas) y en su muestra más bien busca que se conozca al menos parte del riquísimo folclore musical mexicano. Tiene inclusos momentos que son bellísimos y excepcionales como un cortejo fúnebre con zapateado en una de sus partes, que a muchos nos dejó sobrecogidos.

Es bueno conocer como un país, en este caso México, presenta orgulloso su folclore al mundo, como un aporte artístico de envergadura. Este tipo de espectáculos demuestra que en esta América española es mucho lo que hay de riqueza en su mezcla de lo europeo y lo indígena y que quienes patrocinan estos espectáculos son dignos de encomio. Vale la pena aclarar que a pesar de su nombre el Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara no es ningún conjunto estudiantil ni de aficionados, sino de profesionales que saben lo que hacen.

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