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Uno de los músicos más importantes de nuestra época, Pierre Boulez, nació hace cien años en estos días y esta fue ocasión para que el mundo de la música hiciera homenajes de toda índole para una figura influyente y renovadora del arte. Boulez es un nombre que entre todos los músicos de nuestros tiempos es de los pocos que se recordarán en el futuro. De hecho, cuando Igor Stravinsky estuvo en Colombia hace tantos años, un periodista en una entrevista le preguntó al gran artista entre otras cosas cuál consideraba el músico contemporáneo de mayor importancia y Stravinsky contestó sin vacilar que era Pierre Boulez, lo cual refleja muy bien el pensamiento de muchos músicos. Igualmente, él consideraba el disco que dirigía Boulez de su “Consagración de la primavera” la mejor versión existente de su obra, sin excepción, a pesar de que el mismo Stravinsky también la había grabado.
Boulez no solo creó música importante, sino que fue figura que se destacó en el desarrollo de una nueva forma de serialismo. Como director del influyente instituto de investigaciones acústicas y musical del Centro Pompidou (IRCAM) de París, ayudó al desarrollo de la música electrónica y dio a cantidad de nuevos compositores a desarrollar sus ideas. Además, puso las riendas a la música aleatoria al crear nuevas reglas para ella que hicieron que fuera el compositor y no el intérprete quien determinaba como debía interpretarse este tipo de creación. Igualmente, fue director de orquesta de importancia y por largo tiempo estuvo al frente de la Filarmónica de Nueva York. Fue también el director escogido para la presentación centenaria de la tetralogía wagneriana en Bayreuth, lo cual indica el aprecio que se le tenía como intérprete.
Aunque no se crea, Boulez estuvo en Colombia y es anécdota que vale la pena volver a contar en este centenario. Cuando vino a Bogotá la compañía del ilustre actor y director Jean-Louis Barrault yo, como director de un programa de historia del teatro en nuestra televisión (si, en esa época se hacía teatro por TV y no telenovelas) le invité a que se presentara por nuestro único canal para hacer una demostración del arte de la mímica que también había presentado en la película “Les enfants du paradis” Lo malo es que el presupuesto disponible era muy limitado y pedí a Barrault como favor que rebajar sus pretensiones económicas para justarse a lo que el canal podía pagar. El actor accedió, pero puso como condición que se contratara también al músico que lo acompañaba, que era pobre y si necesitaba de ese dinero. Así se hizo y el programa con Barrault acompañado por ese músico fue uno de los hitos de la TV de esa época. El músico se llamaba Pierre Boulez.
Dos de sus obras, Le Marteau sans maître y Pli selon pli, están dentro de las grandes creaciones de la música moderna y con motivo del centenario han sido interpretadas con frecuencia en los grandes centros musicales del mundo, donde este centenario si ha sido conmemorado.
