Acaba de terminar el nuevo Festival de Música que organiza cada dos años el Teatro Santo Domingo, y que este año fue dedicado a música de las Américas. Como de costumbre, una buena parte de los conciertos fue gratuito y en zonas de Bogotá donde no hay habitualmente eventos culturales, lo cual quiere decir que se trató de algo auténticamente pensado para todos y no solo para quienes se pueden permitir pagar su boleta. Como evento de divulgación cultural, por tanto, fue algo digno de loa y un ejemplo a seguir.
Es obvio que con la cantidad de conciertos que hubo, concentrados en tres días, es imposible asistir a todos y se presenta entonces en muchas ocasiones la necesidad de elegir entre varias alternativas interesantes y atractivas. Por eso no me referiré al puñado de conciertos al que pude asistir, sino dejar constancia de un par de acontecimientos de gran calidad. Uno de ellos fue la orquesta checa que incluyó “Primavera en los Apalaches” de Copland, que un crítico una vez catalogó como la obra más importante dentro del género clásico compuesta por un creador de Estados Unidos y que recibió por parte de la agrupación, dirigida por Steven Mercurio una interpretación que despertó el entusiasmo del público. En el mismo concierto participó la soprano colombiana Julieth Lozano en esa pastoral que es “Knoxville, verano de 1915” de Samuel Barber. En otro interesante concierto de la Sinfónica de Colombia, dirigida por Luis Gorelik tocaron la “Misa criolla” de Ariel Ramírez, con la novedad de que los solos fueron hechas por una soprano, Katia James, en vez del tenor original. En el concierto de cierre del Festival, interpretaron la Sinfonía La edad de la Ansiedad de Bernstein, con textos de Auden y con Hamelin de solista. Hubo mucho más desde luego, pero estos fueron algunos puntos altos.
Yo y muchos más hubiéramos querido que en el Festival se hubieran incluido más obras colombianas importantes, ya que se echó de menos la presencia de músicos como Uribe Holguín, González Zuleta o Roberto Pineda, nombre importantes en la historia de la música de nuestro país. Hubo dos programas dedicados a música de cine que hubieran podido incluir algunos de los nombres mencionados en lugar de homenajear a John Williams, por ejemplo.
En el último concierto anunciaron que el próximo festival, en el 2027, será dedicado a Beethoven por la afortunada circunstancia de que el evento tendrá lugar en la fecha en que se conmemorará el segundo centenario de la muerte del genio de Bonn. Quiere decir que hay que esperar con paciencia a este magno acontecimiento.