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Como el año entrante toca la versión bienal y habrá un nuevo Festival de Teatro, supongo que el silencio que ha habido hasta ahora sobre la programación y los conjuntos que vendrán en esta ocasión se debe más que a otra cosa a que quieran hacer un lanzamiento espectacular donde se descubran las sorpresas que el Festival dará a los amantes de las artes escénicas.
Pero eso mismo hace que los aficionados al teatro comiencen a lanzar ideas sobre lo que desearían ver y vale la pena entonces recoger aquí algunas inquietudes que he escuchado en diferentes discusiones sobre los festivales de teatro.
Para ser breves, casi todas ellas se basan en un hecho que es a la vez lamentable y laudable. Se trata de que en los últimos festivales ha habido demasiada concentración en los teatros de vanguardia y en los diversos experimentos escénicos que se hacen en diferentes partes del mundo y se ha dejado bastante de lado el teatro de autor y de actor, en favor del teatro de director. Eso quiere decir que hemos asistido a toda clase de búsquedas, donde ha habido de todo, desde profundos análisis de lo que se puede hacer sobre la escena hasta (para decirlo francamente) espectáculos que dan la impresión de que de lo que se trata es más de “descrestar al público” (el clásico épater le bourgeois de los franceses) que de mostrar arte. Esto trae consigo un peligro y es que el gran público puede a la larga cansarse de esos experimentos y como no se le da el teatro que se quiere, simplemente va a dejar de patrocinar los festivales y todo ese esfuerzo de años de crear público se va a ir por la borda.
Es por eso que muchos amantes del teatro esperamos que haya una dosificación lógica, no que abandonen esos interesantes experimentos escénicos pero que también se presenten las grandes obras de la historia del arte. Queremos que haya una buena ración de teatro clásico y de algunas de las obras importantes de la escena de nuestros días y que se de oportunidad de ver el trabajo de actores de envergadura. El equilibrio en la programación de los festivales de teatro es hoy día bastante poco estable por la forma como se ha dado exceso de énfasis a la experimentación y a la vanguardia en perjuicio del gran teatro del mundo.
De pronto estoy adelantándome demasiado en forma algo pesimista pero eso se verá en la fecha que se anuncie la programación de lo que va a suceder. Mientras tanto, sólo queda rogar que el Festival de Teatro vuelva a ser de todos los teatros y no de una rama única, que puede tener su interés pero que no es todo lo que se puede mostrar.
