Como dije en otra ocasión, el Cuarteto Kronos se ha caracterizado por buscar nuevos horizontes en el campo de la música de cámara para su agrupación. Se ha convertido en un catalizador para la creación de música contemporánea, hasta el punto de que esta es el centro único de sus programas e incluso uno de sus miembros confiesa que jamás se les ocurriría tocar a Beethoven o a Haydn, dos de los grandes del repertorio para cuarteto de cuerdas. Volvieron para un par de conciertos en el Teatro Santo Domingo y el Colón y su programa fue básicamente una serie de piezas de corta duración que tenían en común la característica de que lo importante es el sonido y se olvida el desarrollo de las ideas musicales.
En la mayor parte de lo presentado hay momentos muchas veces interesantes, pero los compositores no desarrollan sus ideas, no construyen sobre lo que crearon y el resultado final se podría comparar a una exhibición de arquitectura donde se muestran los cimientos pero no la edificación terminada. La gran excepción fue el Cuarteto Triple de Steve Reich, donde sobre una pregrabación de dos cuartetos, los intérpretes en vivo tocan un tercero y en esta obra la cantidad de ideas musicales, su desarrollo y su forma son algo impresionante. Claro que Reich sigue los pasos de algo que hizo Milhaud hace más de medio siglo. Este francés escribió dos cuartetos que pueden ser tocados cada uno por sí mismo o se pueden tocar simultáneamente, para que quede un tercer cuarteto.
Dentro del programa había piezas que tenían un contenido emocional interesante, como la Raga de Esmail o Baba O’ Riley, un homenaje de Townsend a este compositor minimalista. Pero igualmente hubo momentos en que los miembros del cuarteto se dedicaron a hacer gestos (que debían ser imitados por el público) dejando al lado sus instrumentos y francamente el valor musical de esta demostración no lo alcancé a captar. Hubo el estreno de una obra de la compositora colombiana Alba Fernanda Triana, que busca mostrar los sonidos de las cajas de resonancia de los instrumentos del cuarteto, transmitidos a través de micrófonos y amplificación, una idea acústica interesante pero que trajo a la memoria lo que los pioneros de la música electrónica hacían en los años cincuentas con osciladores.
En resumidas cuentas el concierto fue interesante, ya que se pudo escuchar música que no es fácilmente accesible, pero difícilmente podría decirse que fue una presentación de gran profundidad, Como ya se dijo en otra ocasión, fue algo así como una de esas comidas donde todo lo que dan son aperitivos y no hay plato principal.
