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El arte y la cultura

El mito del disco LP

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Manuel Drezner
29 de noviembre de 2023 - 11:32 a. m.
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Entre los amantes de la música de todo género se ha visto un renacimiento del antiguo disco de larga duración o LP, que se creía había sido reemplazado por el disco compacto. De hecho, el crecimiento en ventas del LP en el mundo en los últimos años ha sido sorprendente y muchas novedades se están ofreciendo en este tipo de soporte únicamente para quienes todavía compran discos. Los que están detrás de ese renacimiento son un grupo que afirma que el sonido del LP es mucho mejor que el de otros, incluso la cinta y el disco digital. El fenómeno es tan pronunciado, que en los pocos almacenes de discos que aún quedan ya hay una sección dedicada a los discos de larga duración.

Un grupo de investigadores universitarios en Estados Unidos decidió comprobar qué tan cierta era esta teoría que colocaba un disco que se consideraba obsoleto como de mejor sonido y lo primero que hicieron fue comprobar cuál era la respuesta de frecuencia y la distorsión en los discos de larga duración. Aunque los resultados fueron variados, el promedio indicaba que el disco LP en una versión muy especial, podía llegar a los 14 mil hertz con distorsiones menores de 1 %. La misma versión en disco compacto llegaba a los l8 mil hertz con distorsiones menores del 0,2 %, es decir, que desde el punto de vista de la acústica el digital era mejor. Una segunda parte del experimento fue tocar la misma obra a un grupo de oyentes seleccionado, una vez en LP y otra en CD, a ver si podían distinguir cuál era el uno y cual el otro. El resultado fue que el margen de aciertos fue de solo la mitad, es decir, que se podía concluir o que estaban adivinando o que no pudieron reconocer cuál era cuál, lo que echaba por el suelo que el LP sonaba mejor.

Sin embargo, esos resultados fueron para un disco de larga duración que se tocaba por primera vez. Lo que se encontró fue que cada vez que se tocaba el disco la respuesta de frecuencia iba disminuyendo y la distorsión iba aumentando. A la larga, el sonido del LP se había deteriorado tanto por efecto de la fricción de la aguja contra el disco que después de haber tocado el disco una docena de veces, el sonido dejaba mucho que desear.Todo lo anterior indica que la creencia de que el disco LP es de mejor sonido que el digital se cae por su base y que quienes están invirtiendo sumas grandes en comprar discos de larga duración se están engañando a sí mismos. Claro que en muchos casos eso no importa, ya que por el volumen al cual muchos están oyendo música han perdido audición y de hecho les sonaría igual de bien alguno de los viejos discos de 78 revoluciones.

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Marta(68643)30 de noviembre de 2023 - 03:56 p. m.
Lo mas encantador del L P es su contenido que añoramos los viejitos, el C D llegó con un sonido más nítido
Usuario(51538)30 de noviembre de 2023 - 12:18 p. m.
Siempre pensando con el deseo, varios de los que han opinado aquí. La columna del profesor Drezner aborda el tema de si en realidad SUENA mejor el LP o el disco compacto. No habla del supuesto rito que se inventaron los que especulan con la venta de vinilos, ese de sacar un disco de gran tamaño, ponerlo en la bandeja y buscar el surco. Hoy es casi imposible comprar un LP por los precios exagerados que han adquirido y sí: si un CD está bien digtalizado, suena mejor que un LP y por muchos años.
Manuel(9808)30 de noviembre de 2023 - 11:58 a. m.
La nostalgia es necesaria; si la anulamos desertificamos el alma.
Maria(6052)30 de noviembre de 2023 - 11:48 a. m.
Pues yo tengo una cantidad de CD que se dañaron y son imposibles de escuchar. Y también tengo vinilos más viejitos que tienen ese sonidito tan encantador.
Fernando(08496)30 de noviembre de 2023 - 06:14 a. m.
Estupenda y muy aclaratoria columna que destroza un mito (más) de tantos a los que ingenuos (o presuntuosos) adoradores confinados en sus círculos exclusivos les profesan religiosa adoración. Bonito, sí, lo del ritual ese del disco, la carátula y otras arandelas, pero en el mundo moderno es obvio que el sonido digital supera en fidelidad al otro sonido analógico. A este lo acompañará, tarde o temprano, la inevitable «fritanguita» de fondo de la que no se libran ni Bach ni Beethoven.
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