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El Museo Rodin de París, al que el escultor legó sus creaciones, a pesar de ser del Estado francés se da el lujo de no recibir subsidios, pues gracias a que tiene los moldes originales de las obras del gran artista funde cada año un número limitado de sus esculturas, que por ser prácticamente originales vende a precios lo suficientemente altos como para permitir al museo subsistir. Esa situación ideal parece que se puede acabar, porque como se han desarrollado técnicas de escaneo que permiten reproducir fielmente objetos tridimensionales, varios empresarios están proponiendo hacer copias en 3D de esculturas y han pedido acceso al Rodin para lograrlo.
Obviamente el museo se ha negado porque una copia hecha por estos métodos de escaneo es aún más fiel al original que lo que se logra fundiendo de los moldes que dejó Rodin, que han sufrido variaciones a través de los años, y eso ha originado una polémica en los círculos culturales franceses. Hay quienes dicen que como las obras están en dominio público no existe razón para impedir hacer esas copias perfectas, que se pueden vender a precio de ganga y permitir a todos tener en su casa esculturas casi originales. Por el otro lado, hay quienes se oponen a lo que consideran una traición al artista, aunque en el caso de Rodin esto es difícil de defender porque él mismo hizo copias múltiples de la mayor parte de sus creaciones.
En todo caso estamos, gracias a las tecnologías modernas, en vísperas de que quien lo desee pueda tener acceso a grandes esculturas de la historia del arte sin gastar fortunas en esto. No se sabe quién ganará en la discusión entre el Museo Rodin y quienes quieren hacer las reproducciones, pero no cabe duda de que estamos en vísperas de una revolución artística.
