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García Lorca diferente

Manuel Drezner

12 de junio de 2011 - 05:00 p. m.

Hay quienes consideran El público de Federico García Lorca una de las obras más importantes del teatro español del siglo XX y por eso que ella se presente en Bogotá puede considerarse un acontecimiento teatral.

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En el Teatro Santo Domingo, Pawel Nowicki presentó una adaptación suya de la obra y es una lástima que la oportunidad de ver ésa, que ciertamente es una pieza maestra, haya sido un tanto tergiversada en la adaptación. En efecto, García Lorca, que no ocultaba su homosexualismo, quiso hacer en El público una defensa del amor cualquiera que fuera su clase, ya que todo amor según el poeta era igualmente válido.

Esa ha sido la razón por la cual la familia del poeta por muchos años intentó hacer desaparecer este drama y de hecho, el acto final de él sigue perdido después de todos estos años. Pero la adaptación de Nowicki dejó en tono menor esa intención de García Lorca (señalada en mucha de su correspondencia) con lo cual la obra perdió algo de su sentido. Por ejemplo, en un diálogo entre una figura de pámpanos y una figura de cascabeles que aparecía en la obra original, la intención homoerótica es clara. En la adaptación que vimos, ese diálogo se le dio a actores de diferente sexo, con lo cual se disimuló lo que quería expresar el autor. Por otra parte, El público es una especie de predecesora del teatro del absurdo y está concebida en un ambiente onírico y artificial. Este ambiente se pierde cuando los actores en lugar de decir lo suyo de manera natural, hacen recitados tan artificiales como el texto, como sucedió en la representación. Todo esto quiere decir que la oportunidad de ver la que es considerada una obra maestra no fue llenada en esta ocasión.

Mucho mejor estuvo la primera parte, la llamada Comedia sin título (que en realidad sí tiene el título que le dio el mismo García Lorca de El sueño de la vida), una alegoría sobre la realidad en el teatro, que es el primer acto de una obra proyectada en la cual, según Xirgú, el segundo acto sería en una morgue y el tercero en el cielo. Aquí sí se actuó con naturalidad, se mostraron muchos matices de la pieza y nos dio la oportunidad de conocer otro aspecto desconocido del poeta. Hay que decir, por tanto, que se debe agradecer la posibilidad de conocer un aspecto relativamente desconocido del gran Federico García Lorca, que fue un esfuerzo laudable, pero donde el resultado final no es lo que uno hubiera querido.

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