En el concierto final del Festival de Música Barroca que patrocinó el Teatro Santo Domingo se anunció que el próximo festival, que se realizará en 2023, estará dedicado a la Belle Époque, con énfasis en Francia. La verdad es que lo que se llamó con ese nombre fue un movimiento que cubrió Europa e incluso algunos países americanos. Se supone que comenzó al final de la guerra franco-prusiana, en 1871, y terminó con la Primera Guerra Mundial, en 1914.
Fue en ese lapso cuando la humanidad comenzó a gozar de increíbles avances tecnológicos que hicieron creer que el progreso estaba basado en la ciencia y la tecnología, y que ese progreso se manifestaría en una mejor forma de vida para la gente. Paralelo a ese progreso, la cultura igualmente se desarrolló y comenzaron a surgir multitud de nuevos movimientos artísticos en todos los campos creativos. Los elementos de renovación invadieron la novela, que cada día se volvió más profunda mientras que buscaba mostrar en su narrativa la psicología de los personajes. Fue la época en que Freud mostró cómo estudiar los interiores de la psique humana, nació el cine, se desarrolló el ballet y se afincó definitivamente la revolución industrial. El símbolo desafiante de la evolución fue la torre Eiffel, calificada en sus tiempos de atrevida.
Fue ese el tiempo en que se desarrolló la revolución en la pintura, que implicó el impresionismo y todos los movimientos posteriores del arte plástico, como el expresionismo y el cubismo. En música emergieron las corrientes nacionalistas y se comenzaron a dejar atrás las reglas rígidas del clasicismo y la fuerza expresiva de los románticos tuvo culminación en las corrientes modernistas, preconizadas por músicos como Debussy, a quien justamente lo consideran padre de la música moderna. No fue una evolución fácil y al lado de estos músicos progresistas hubo otros, de gran talento e importancia como Saint-Saëns, que deseaban permanecer dentro de las tradiciones del pasado. Las óperas de Wagner comenzaron a romper muchos de los conceptos armónicos del pasado, mientras que Verdi creó obras que seguían alineadas con las tradiciones del pasado. Johann Strauss, con sus valses, combinaba elementos de lo clásico y lo popular, mientras que los espectáculos de variedades mostraban nuevas facetas del arte popular.
Toda esa efervescencia se acabó con el estallido de la Primera Guerra Mundial, aunque hay estudiosos que creen que el fin verdadero de la bella época lo marcó el hundimiento del Titanic, que demostró que incluso las tecnologías más avanzadas tenían su límite y eran peligrosas. Será interesante entonces el próximo festival de música, en el cual, como se ve, habrá mucho para presentar y gozar.