Antón von Webern es un caso curioso dentro de la historia de la música. Al lado de Schönberg y Berg, Webern fue uno de los grandes nombres dentro de la música dodecafónica, y se especializó en destilar sus composiciones en tal forma que hay algunas de ellas que únicamente duran unos pocos minutos.
La totalidad de su obra ha sido grabada y apenas ocupa dos o tres discos. Insistía en que cada nota es tan importante que hay que buscarle su sentido propio y por tanto se debe pensar más en sonidos individuales que en un conjunto. Está además la circunstancia biográfica de su extraña muerte, tal vez el único músico en la historia que murió por fumar... Al menos eso dicen las biografías tradicionales, que cuentan que, al final de la Segunda Guerra Mundial, Webern, quien estaba con su familia en una casa en los alrededores de Viena, olvidó el toque de queda y salió por la noche al jardín y prendió un cigarrillo. Un soldado americano creyó que se trataba de un arma de fuego y disparó al compositor, causando su muerte inmediata. Según esa historia, se trataba de un pobre inocente muerto por haber salido ingenuamente al aire libre.
Ha salido a la luz, sin embargo, otra versión de la historia, donde se dice que ni Webern era tan inocente ni su salida al aire libre había sido por casualidad. Los nuevos datos se originan en un hijo de Schönberg, que estuvo un tiempo en esa misma casa y le contó al violinista Louis Krasner (el que encargó y estrenó el concierto de Berg) que la realidad era que en esa casa un yerno de Webern, fanático nazi, tenía escondido un arsenal de armas y granadas. Además, esa joya era parte importante del mercado negro y las autoridades de la ocupación lo estaban buscando. La noche de la muerte de Webern, según esa versión, oyeron acercarse a una patrulla, y para evitar que su yerno fuera arrestado, Webern salió al jardín para distraer a los soldados mientras el pariente huía. Fue en ese momento que ocurrió el disparo fatal; no a un inocente músico sino al encubridor de un criminal. Esa parece haber sido la verdadera razón de la muerte de Webern, y de ser cierta, si bien su figura artística, digna de respeto, no cambia, su figura humana sí lo hace, ya que entonces Webern ayudó hasta su último momento a que un criminal nazi escapara.
Estas apostillas a la historia de la música son interesantes y, aunque no hay ninguna fuente adicional que confirme esa versión, si es verdadera, arroja una luz diferente sobre algo que figura desde hace años en los textos del arte musical.
